Según un informe presentado en Italia por la “Fundación IDIS-Ciudad de la Ciencia”, los estudiantes de las clases sociales más desprotegidas aprenden y valoran la ciencia y la tecnología más que sus pares de los sectores sociales elevados. En los programas escolares italianos, se determinó que falta una estrategia de educación de la ciencia.

(Agencia CyTA – Instituto Leloir. Por Alejandro Manrique) – Los estudiantes provenientes de estratos sociales más bajos, aprecian y asimilan más la ciencia y la tecnología que los de clases sociales altas. Eso emerge del reporte “Conoscere il Suono, la Natura, l”Universo” (Conocer el sonido, la naturaleza y el universo), llevado a cabo por la Fundación IDIS-Ciudad de la Ciencia, con sede en Nápoli, Italia, y dirigida por Luigi Amodio. El informe fue presentado el 3 de mayo pasado en el seminario del proyecto PENCIL (Centro Europeo de Recursos Permanentes para el Aprendizaje Informal), encuentro en el que participaron, entre otros, Paolo Orefice, Director de la Escuela de Doctorado en Ciencias de la Formación por la Universidad de Florencia, y Silvano Tagliagambe, Profesor de Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Sassari. Las conclusiones derivan de dos años de intenso trabajo en el proyecto “So…Science”, realizado por la Fundación IDIS (Instituto para la Difusión y la Valorización de la Cultura Científica) y financiado por la Comisión Europea dentro del VI Programa Quadro (Ciencia y Sociedad), que recopila una serie de trabajos relacionados con la actividad de comunicación científica y de experiencias didácticas efectuadas en estos años por la Fundación IDIS-Ciudad de la Ciencia. La fundación, dedicada a la divulgación de la cultura científica y tecnológica, reconoció con inquietud y preocupación que en Italia no exista una estrategia escolar para la educación científica. RESULTADOS SORPRENDENTES Los resultados son significativos, especialmente si se comparan con los datos de Eurydice (la red de información sobre la educación en Europa y la enseñanza de las ciencias en las escuelas), que enfatizan la carencia cada vez más inquietante de vocaciones en el sector. Para comprender la proporción del fenómeno, es de destacar el complejo grupo de muestra que los comunicadores científicos y educadores utilizaron. Los responsables del proyecto basaron su investigación en unos 600 estudiantes de unas 11 escuelas situadas en Nápoli y sus periferias, en distritos y comunas donde, además de la alta delincuencia, existe la deserción escolar, la criminalidad, la tóxico-dependencia y la desocupación. La mayor parte de los estudiantes napolitanos, entre 10 y 16 años, provenientes de clases sociales vulnerables, comparten una opinión positiva sobre muchos aspectos del rol de la Ciencia y la Tecnología en la sociedad y han logrado mejores resultados en términos de habilidad descriptiva y representación de los fenómenos científicos estudiados. Mario Campanino, responsable de la publicación, expresó: “Los datos estadísticos se interpretan siempre con prudencia, pero se debe recalcar que este resultado no puede considerarse simplemente un caso aislado. La capacidad de los estudiantes de clases sociales débiles para aprovechar las oportunidades formativas en el ámbito científico es superior, en especial con relación a las actividades educativas no formales”. Desde el punto de vista de la elaboración de la difusión de una metodología innovadora para la enseñanza en las escuelas, el reporte subraya otros datos importantes sobre los cuales puede abrirse un debate entre los docentes, las escuelas y los que más se ocupan de la formación: los relativos a la escuela como comunidad del saber y los mecanismos establecidos para el correcto equilibrio entre la enseñanza formal e informal. De acuerdo con el reporte, los pasos en el aprendizaje no formal unidos a la enseñanza formal son fundamentales para enfrentar la difícil situación de los jóvenes y la dispersión escolar, y representan una oportunidad para que los estudiantes adquieran comportamientos, habilidades, conocimientos y competencias diversificadas. “La relación entre la educación formal e informal está siempre en el centro de la atención de expertos y docentes que estudian estrategias para valorizar, en la enseñanza escolar, los aspectos perceptivos y los elementos que caracterizan a la educación informal: basta pensar en los museos científicos de nueva generación o los parques naturales y temáticos”, explicó Silvano Tagliagambe, Según el académico, las modalidades de aprendizaje serían aspectos contradictorios hasta ahora poco considerados, incluso por las instituciones encargadas de prevenir el prematuro abandono de los estudios. “Con este trabajo de investigación se quiere ofrecer a docentes y estudiantes un instrumento sobre el cual reflexionar en dirección a una más amplia comprensión del modo en que se estructuran las exigencias, dinámicas, procesos y mecanismos del sistema escolar, aún hoy muy aislado y sin comunicación con la sociedad”, concluyó. PREMIO DESCARTES El Profesor Vittorio Silvestrini, promotor de la Ciudad de la Ciencia, recibió el Premio Descartes 2006 en Comunicación Científica por parte de la Comisión Europea. El Premio Descartes en Comunicación Científica lo instituyó a partir de 2004 la Comisión Europea, específicamente la Dirección del Espacio Europeo de la Investigación. Toma el nombre de René Descartes, el insigne filósofo y matemático francés, considerado uno de los más grandes e influyentes pensadores de la humanidad. La Fundación IDIS-Ciudad de la Ciencia intenta promover la difusión de la cultura científica y de la innovación, con la promoción del saber científico como garantía de la más amplia participación social y acceso generalizado al conocimiento. A partir de estas premisas, la acción de la institución se articula con las siguientes líneas de actividades principales: organización de eventos y actos culturales de divulgación científica; proyectos de innovación didáctica y relativos a la enseñanza informal; proyectos de investigación sobre la relación entre ciencia y sociedad y la participación de los ciudadanos en la ciencia y la tecnología; y proyectos de cooperación internacional, especialmente en la región sur de Italia y el Mediterráneo. La Ciudad de la Ciencia representa una de las iniciativas más avanzadas en Italia en lo referente a la creación de un sistema orgánico de difusión y transferencia de conocimientos científicos y tecnológicos hacia la sociedad. Desde el año 2001, cuenta con un moderno auditorio con numerosas salas para conferencias y congresos. El modelo de Ciudad de la Ciencia fue concebido sobre tres grandes funciones, que operan sobre distintos ámbitos pero están coordinadas en la acción de difusión, a saber: – El “Museo vivo de la Ciencia”, primer museo científico interactivo de nueva generación en Italia, dedicado completamente a muestras experimentales y multimedia, con más de 10.000 metros cuadrados de área de exposiciones, laboratorios didácticos, muestras temporáneas, etc. – El “Centro de Innovación y Negocios”, con una incubadora de empresas especializadas en tecnologías de la información y de servicios ambientales, que representa un sistema de apoyo y centro de transferencia de tecnología innovadora. – El “Centro de Alta Formación”, con el objetivo de fortalecer los recursos humanos que son la base de los procesos de innovación y desarrollo. El prestigioso reconocimiento internacional otorgado, el más importante en su sector, premió un proyecto que nació hace 20 años con la primera edición de “Futuro Remoto” y que se convirtió en realidad en 1996 con la inauguración del primer prototipo ideal de la Ciudad de la Ciencia. La ceremonia tuvo lugar en Bruselas y coincidió con las celebraciones por los aportes de la investigación científica y tecnológica a la Unión Europea en estos 50 años.