El Mundo
Educar ciudadanos en la Sociedad de la Diversión
ESPAÑA (*)
España es un insólito país. En ningún otro ha merecido una modesta materia de enseñanza no universitaria el honor de ser reconocida por sus iniciales: EpC. Educación para la Ciudadanía. Nada menos. Como la ONU, la OMS o el FMI. ¿Por qué este dislate?
Parece que en desarrollarla nos va la condenación o la salvación. Según algunos sectores, los niños que la cursen caerán en el relativismo contumaz, en la “ideología de género”, y quedarán incapacitados para cualquier trascendencia. Otros sectores aseguran, por el contrario, que quienes estudien EpC serán ciudadanos activos, responsables y solidarios, conocedores de las instituciones políticas y de las declaraciones de derechos humanos. Ante esta situación semejante, ¿piensa alguien en serio que una hora semanal, aunque se distribuya en distintos cursos, va a tener unas consecuencias tan demoledoras o tan constructivas? Por nuestra buena salud mental, confío en que nadie cifre su esperanza de futuro en una materia impartida en las aulas. Entre otras razones, porque, como recordaba Enrique Gil Calvo, “lo esencial es no aislar el aula, no separarla del patio de juegos”. Y yo añadiría: no separarla del patio ni tampoco de la casa. Se trataría de impulsar entre estos tres lugares esos juegos de suma positiva en los que todos salen ganando, en vez de empeñarse en aquellos en los que lo que unos ganan lo pierden otros. Vivimos en la Era del Acceso, de las Biotecnologías o del Consumo, pero también en la Sociedad de la Diversión. Y quien se proponga educar para que niños y adolescentes sean gentes preocupadas por construir, preparadas para reclamar sus derechos y para pechar con sus responsabilidades, tendrá que empezar por darse cuenta de que todo esto hay que hacerlo en una sociedad que valora ante todo el espectáculo, el tiempo libre, el juego, el deporte, el consumo, los nuevos gregarismos (botellón, tatuajes, piercing), y da la espalda al esfuerzo, al trabajo, al compromiso. ¿Cómo forjar con estos mimbres una ciudadanía preocupada porque su sociedad sea justa? El aula educa moralmente se lo proponga o no, en cuanto el profesor traspasa el umbral de la clase, asume una actitud u otra y enseña de una u otra forma; pero también en cuanto el claustro toma unas decisiones y relega las restantes. A fin de cuentas, vivir es ir tomando decisiones, y decidir es preferir unos valores frente a otros. Por eso importa cultivar esa facultad para degustar los mejores valores, que Ortega llamó “estimativa”, facultad de estimar. La escuela educa con intención o sin ella, y conviene que los valores que transmita sean los compartidos por la ética de los ciudadanos, modulable según las distintas éticas de máximos, según los diversos idearios de los centros, sean religiosos o seculares. Hace ya muchos años surgió un debate sobre si los creyentes pueden ser ciudadanos. Claro que los creyentes pueden y tienen que ser ciudadanos, desde su especificidad, como todos los demás. La casa educa sin duda, y los padres son decisivos en la formación de sus hijos. Pero tampoco conviene que lo hagan en solitario, como si no pudieran equivocarse. El mundo moral no es muy subjetivo, como creen los positivistas, no es esa esfera privada en la que algunos se empeñan en recluir los valores morales y religiosos. Sobre él se puede y se debe hablar, los valores se pueden compartir, y descubrir acuerdos. La vida es complicada y resulta difícil encontrar tiempo incluso para lo más importante. Pero hay que intentarlo y es urgente que los padres trabajen con los profesores en la educación de los hijos, en vez de ir a la escuela sólo para reclamar que les suban la nota. Pero todo esto hay que hacerlo desde el patio, desde ese lugar donde los niños juegan, se enamoran, fuman porros, pasan las noches de claro en claro y los días de turbio en turbio, se apuntan a una acampada o se enrolan en una organización cívica. La reflexión sobre esa vida ha de ocupar espacios tanto en el hogar como en la escuela, desde ese juego de “todos ganan”, decisivo para educar en la justicia. (*) Recibido por Corrientes al Día del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), de la Universidad Complutense de Madrid, por Adela Cortina. Catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia. Directora de la Fundación Tenor.
El compositor mexicano, Armando Manzanero, murió la madrugada de este lunes a los 85 años, víctima de un paro cardíaco y luego de sufrir complicaciones por COVID-19.
“Yo tengo que lamentar mucho, porque me están informando del fallecimiento de don Armando Manzanero”, declaró este lunes, en su habitual conferencia matutina, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
“Lamento mucho su fallecimiento. Además un gran compositor… Le enviamos a sus familiares, amigos, a los artistas, a todos los cantautores nuestro pésame, nuestro abrazo, por esta pérdida tan lamentable para el mundo artístico y para México”. En ese momento el presidente dijo que ya no quería seguir con su rueda de prensa diaria de este lunes, misma que finalizó con “Adoro”, un tema de Armando Manzanero.
Ricardo Montaner, cantautor argentino naturalizado venezolano, también confirmó esta noticia en su cuenta de Twitter, al dedicarle a su colega y gran amigo el tema que grabaron juntos llamado “Te extraño”.
La lamentable noticia también fue confirmada por la periodista mexicana de espectáculos Pati Chapoy. “Con dolor en mi corazón les informo que falleció Armando Manzanero”.
Además, diversos medios nacionales mexicanos y de otros países latinos señalaron que fue la manager del compositor, Laura Blum, quien confirmó el deceso.
El cantante enfermó después de inaugurar su museo en Mérida, Yucatán, y su salud se deterioró en cuestión de días y siempre fue considerado como un paciente de riesgo por su edad y la diabetes que padeció por varios años.
Siguiendo el protocolo, el cantautor se resguardó en su casa donde le dieron todos los cuidados necesarios como un concentrador de oxígeno propio.
Fuente: infobae.com
El Mundo
Putin no se aplicó la Sputnik V porque no es recomendable para mayores de 60 años
VACUNA RUSA
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, prometió que se vacunará “sin falta, apenas sea posible”, contra la covid-19, en su tradicional rueda de prensa anual, que este año se celebra de manera telemática debido a la pandemia del coronavirus.
“Yo atiendo a las recomendaciones de nuestros especialistas y por eso por ahora no me he puesto la vacuna, pero lo haré sin falta cuando sea posible”, dijo el jefe del Kremlin al contestar a una pregunta sobre si había vacunado.
Explicó que la vacuna que se emplea en la campaña de vacunación el país, la Sputnik-V, está aprobada para un determinado grupo de edad, de 18 a 60 años: “A la gente como yo la vacuna todavía no llega”, dijo Putin, que el 7 octubre pasado cumplió 68 años.
Según declaraciones que reproduce Bloomberg, algunos insumos necesarios para fabricar la vacuna escasean, por lo que la producción se encuentra también demorada.
Indicó que la pandemia de covid-19 ha causado un “mar de problemas”, que Rusia -subrayó- “ha afrontado con dignidad”. “En parte, quizás, mejor que en otros países que con razón están orgullosos de su economía y del desarrollo de sus servicios sociales y sistemas sanitarios”, agregó el presidente ruso.
Destacó que “en el mundo no había ningún sistema sanitario preparado” para hacer frente a la pandemia del nuevo coronavirus y que el sistema ruso “resulto más eficaz en comparación con los de otros países”.
Además indicó que si al comienzo de la pandemia contra el coronavirus luchaban 8.300 médicos, actualmente son 150.000 gracias a los programas de perfeccionamiento y a la readecuación de los hospitales para tratar a los pacientes con covid-19.
En este sentido, destacó la capacidad de Rusia para “movilizar recursos rápidamente”. A día de hoy en Rusia han muerto 49.151 personas de covid-19 y el país, con un total de más de 2,7 millones positivos por coronavirus, ocupa el cuarto lugar en el mundo por número de contagios detrás de Estados Unidos, la India y Brasil.
Fuente: infobae.com
Se produjo una caída generalizada de varios servicios de Google, y desde el navegador por ejemplo es imposible para los usuarios acceder a servicios como Gmail o YouTube, que dan como respuesta un error 500.
La incidencia afecta aparentemente a usuarios de todo el mundo tanto en ordenadores de sobremesa y portátiles como en móviles. No es posible acceder a servicios como Gmail, Calendar, Docs o YouTube, aunque otros como Translate o Maps parecen seguir funcionando.
Servicios como DownDetector que permiten comprobar el estado de diversos servicios en internet gracias a los informes que envían y comparten los usuarios muestra problemas en servicios como Gmail, aunque de momento la mayoría de problemas parecen registrarse en Europa, con algunas zonas en Japón, India y la costa este de Estados Unidos también mostrando incidencias.