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Signos Literarios

Raúl Gustavo Aguirre aún nos ilumina

CÉSAR BISSO (*)

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Conocí a Raúl Gustavo Aguirre en noviembre de 1973. El encuentro se produjo en su oficina de la biblioteca Sarmiento, que funcionaba en el subsuelo de la Caja Nacional de Ahorro y Seguro, frente a la Plaza del Congreso.


Aquella época significó mi primera residencia en la ciudad de Buenos Aires, que duró entre mayo de ese año y junio del año siguiente, cuando terminé de cumplir con el servicio militar obligatorio. También era una época que oscilaba entre la violencia política y los sueños libertarios, entre la poesía “urgente” y las cruciales circunstancias históricas. Un puñado de textos fueron mi carta de presentación ante el hombre sereno y afectuoso que, desde la hondura de su conocimiento, me abría las puertas del universo poético. Desde aquel primer encuentro dimos forma a una breve e intensa comunicación generacional, donde intenté aprehender la experiencia y los conocimientos literarios que Aguirre, el hacedor del movimiento Poesía Buenos Aires y uno de los más grandes poetas contemporáneos, desgranaba pausadamente desde el vórtice de su ordenado escritorio. Aquellas visitas se sucedieron semana tras semana hasta marzo del año siguiente, cuando Aguirre emprendió un largo viaje por Europa. Y luego de once meses de silencio, ya de regreso a mis pagos santafesinos, recibo una carta suya. …“Mucha agua bajo los puentes ha corrido desde que nos vimos la última vez… Usted se fue de “baja” y yo me fui a Europa”…. Y proseguía… “Pero después de dos meses de viaje maravilloso, dos días antes de volver, los dioses del Destino se cobraron su cuota: tuve en Londres una seria y repentina trombosis coronaria”… Después de superar más de treinta días de hospital y convalecencia, Aguirre pudo viajar a Buenos Aires para proseguir con otros ocho meses de extremos cuidados. Apenas se sintió levemente repuesto, abandonó la prohibición del “escritorio y los papeles” sugerida por médicos y familiares y comenzó a escribir algunas líneas a los amigos. Conversar era algo que Aguirre sabía hacer muy bien y lo transformaba en verdadero arte. Rescato un fragmento de nuestras charlas sobre el espacio poético que publicó El Litoral de Santa Fe en octubre de 1974. Decía Aguirre: “creo que, como en todas partes, hay una poesía que imita a la poesía: oficiantes, retóricos, escritores, no poetas. Aunque también están quienes buscan la poesía, antes que nada como una forma de vivir, de la que los poemas son huellas y no demostraciones. Pero, de todos modos, el momento actual se caracteriza por una gran confusión. Muchos –bien intencionados sin duda- confunden los reinos: los intensos y urgentes problemas sociales, económicos y políticos repercuten en la poesía (está muy bien que sea así, porque ella debe estar arraigada en una realidad concreta) pero la cuestionan, la limitan, la adulteran. Se necesita hoy particular entereza y lucidez para seguir viendo claro el límite entre los lenguajes de la prosa proselitista y una experiencia poética que requiere su propio lenguaje, sin que ello quiera significar que el poeta no participe, por ello, de la imperiosa realidad que lo circunda. La poesía está siempre a favor de la vida, es por lo tanto una fuerza liberadora, pero en un sentido y con unos alcances que no siempre concuerdan con el registro de los hechos cotidianos”. Aquella realidad, inmersa en un escenario de fuertes convulsiones sociales y de emblemáticos abanderados de un lenguaje revolucionario, era observada por Aguirre como un momento donde muchos poetas no tuvieron el valor ni la paciencia de soportar –según él- que lo que hacían desde la poesía era inútil y “se lanzaron a la falsificación, en un intento por llegar a todos”. Frente a esa situación irrisoria del devenir literario, Aguirre sólo atinaba a responder desde lo más profundo del invencionismo poético. Al florecimiento de la poesía social lo percibía como “prosa”, por más hábilmente preparada que fuera “su apariencia de poesía”. Más allá de ser partícipe y testigo de un tiempo ensombrecido, su oficio poético nunca fue consuetudinario. El fervor de Aguirre siempre estuvo aferrado al activismo de la palabra y no al de los hombres, y es por eso que muchos jóvenes creadores encontrábamos en él al guía luminoso que nos podía alumbrar –a pesar de todo- el destino de la poesía ante la impotencia de nuestros tibios estímulos por decir algo diferente desde la verdad y la belleza. Así fue como los conocidos del entorno literario –jóvenes y maduros- pretendimos merecer su noble amistad y su transparencia intelectual para seguir “creciendo”. Aguirre era un hombre sin enemigos. Un poeta irreductible. Con el transcurrir de los años -y a pesar de su corazón para siempre colapsado- intensificamos nuestra relación epistolar. Recuerdo que en setiembre de 1976, luego de animarme a publicar mi primer libro bajo la sombra de la dictadura militar, recibo una nueva correspondencia de Aguirre impregnada del aliento incondicional para quien atravesaba los primeros peldaños del duro oficio de escribir. La autenticidad de Aguirre brillaba en cada acto de la vida, en cada respuesta, en cada pensamiento. Nada desagradable había que esperar de él. Todo lo complacía desde el firmamento de la cordialidad: “aquí sigo y seguiré a sus órdenes, como siempre, su agradecido amigo y fiel lector”. Y continuaron las sorpresas. En 1979, después de seleccionar su Antología de la Poesía Argentina que publicó Ediciones Fausto en tres tomos, Aguirre organizó en un cálido reducto porteño una lectura con algunos poetas jóvenes que integramos aquella generosa publicación colectiva. No eran tiempos de demostraciones artísticas masivas (los obscuros vigías del terror seguían al acecho) pero Aguirre seguía ofreciendo el cuerpo y la palabra a favor de la poesía. Y dos años más tarde, a fines de 1981, en la Librería Española, presentó con la sencillez de siempre a una embajada de cinco poetas santafesinos que integré junto a Juan Manuel Inchauspe, Arturo Lomello, César Actis Brú y Julio Luis Gómez. Recuerdo que aquella noche retomó algunos conceptos de aquella conversación publicada en El Litoral para volver a negar diferencias entre la literatura capitalina y la del interior. Por el contrario, él enfatizó que “la auténtica poesía, por caminos misteriosos, de alguna manera ayuda a que el mundo sea más habitable, la vida más valiosa y el hombre más humano. Muestra adónde tenemos que ir”. A él no le importaba el territorio del poeta; sí, la territoriedad del poema. Fue la última vez que disfruté de la gentil compañía del creador de Asteroides. Después nos cruzamos otras cartas, sobre todo cuando nos desesperó la infelicidad del país a causa de una guerra lejana. Y poco tiempo más tarde, el 18 de enero del ´83, la noticia menos deseada se derramó sobre el universo de la poesía y dolió profundamente en cada poeta. Un año después de la muerte de Raúl Gustavo Aguirre inicié en Buenos Aires mi segunda residencia. Pero ya no hubo otro guía luminoso. (*) Especial para Corrientes al Día

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Signos Literarios

Primer concurso internacional de Poesía Japonesa “Tierra de Haikus”

LITERATURA

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En honor a los 120 años del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación firmado entre Argentina y Japón el 3 de Febrero de 1898, se lanzará el jueves próximo desde el Jardín Japonés (Buenos Aires) el primer concurso internacional de Poesía Japonesa “Tierra de Haikus”. La iniciativa es impulsada por la Fundación E Jendú Arte y Cultura, Imagen Diplomática, la Fundación “Andresito de las Misiones” y el Observatorio Social por la Paz y cuenta con el auspicio de la Embajada Japonesa en Argentina.


Las organizaciones que impulsan el certamen desarrollan sus actividades con miras a la reafirmación y expansión en todo el mundo de la Cultura de paz, con especial atención a la filosofía y los objetivos de Naciones Unidas, representados en sus distintos estamentos y agencias, como así también en sus diversos Programas, Fondos y Organismos, que tienen por principal causa el derecho de todos los pueblos del universo a la paz duradera y definitiva.

 

Este Primer Concurso Internacional tiene como objetivo principal la exaltación de la poesía en general y de la poesía japonesa en particular; al mismo tiempo que busca reafirmar el espíritu de confraternidad y amistad entre el Japón y la Argentina, en Honor y Homenaje a los 120 años del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación firmado entre ambos países el 3 de Febrero de 1898

 

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Vale señalar que el milenario Haiku, es una composición poética japonesa que consta consecutivamente de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas (diecisiete en total).

 

 

 

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Signos Literarios

Otra publicación en revista internacional para teórico correntino

FRANCISCO TOMÁS GONZÁLEZ CABAÑAS

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La propuesta de reforma democrática, “El voto anticipado” del autor Francisco Tomás González Cabañas fue publicada por la prestigiosa  Revista española de la transparencia, ISSN-e 2444-2607, Nº. 6,  del año 2018, en las págs. 102-104. Para el creador del índice democrático, herramienta que mide las prácticas democráticas en los distintos poderes de los distritos auditados, se trata de la publicación número quince por parte de revistas internacionales que imponen estándares de exigencia y de calidad para publicar desarrollos teóricos, que como en otras elaboraciones de González Cabañas  (voto compensatorio, gabinete ciudadano, cámara de dipunadores) sostienen novedosos criterios o categorías para remozar la democracia como la experiencia que puede, o debe, seguir siendo mejorada para representar, palmariamente, el gobierno del pueblo o de los ciudadanos.


“Al establecer la posibilidad de un voto anticipado, se conseguirían modificaciones sustanciales, giros copernicanos en la política cotidiana, que al constituirse en concomitantes, complementarias o en paralelo, con el voto o sufragio clásico y tradicional, de ningún modo significara una ruptura conflictiva, una instancia revolucionaria traumática, sino simple y llanamente la consolidación de la democracia misma, resignificando, desde lo electoral su definición histórica como etimológica.

 

El voto anticipado, permitirá que el ciudadano, en los tiempos actuales en donde considera un valor positivo el compartir sus gustos, preferencias y elecciones, ante sus semejantes, por intermedio de plataformas virtuales o de redes, haga lo propio con su preferencia electoral o política. El voto o sufragio clásico, que en varias aldeas occidentales, sigue amparado por ley, para que se lo respete en su condición secreta, fungió con utilidad hace décadas atrás, cuando las realidades sociales y existenciales no habían sido gravitadas por la explosión del mundo digital y de la cada vez más influyente inteligencia artificial. Sería más que una falta de tino el señalar, como se vio modificada la vida diaria del occidental promedio, de dos décadas a esta parte, más bien, es incomprensible como aún no se haya generado, hasta esta oportunidad, la posibilidad para que el ciudadano moderno, pueda hacer visible, pueda exteriorizar sus elecciones políticas, y en el caso de que lo decida que lo comparte y difunda, tal como lo hace con todos los otros (al menos tiene tal posibilidad) aspectos de su vida que no solo son considerados públicos, sino también áreas o zonas privadas”.

 

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Estos párrafos que hacen mención al desarrollo teórico de Francisco Tomás González Cabañas, publicados por la revista internacional de marras, evidencian el grado de audacia teórica, de arriesgada creatividad, sostenidas en giros arguméntales y en razonamientos acendrados en la historia del pensamiento que lo preceden al correntino, construyendo para sus consideraciones y categorías un sendero en donde seguramente tantos más que vengan con él o detrás suyo, erigirán bajo estos pilares una nueva consideración de lo político como de lo democrático.

 

 

 

 

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Publican obra de intelectual Correntino en revista de Literatura Peruana

FILOSOFIA

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El texto “Crónicas de Bosque” de Francisco Tomás González Cabañas, fue publicado en la Revista editada en el Perú “Dúnamis”, en su número  8 del año 9, correspondiente a Septiembre del año en curso.


Con la presente el autor suma 8 publicaciones en revistas internacionales (la mayoría de ellas especializadas en filosofía) en menos de un año, como dos libros de filosofía política publicados, uno de ellos (El Voto Compensatorio) editado en Alemania, y la aceptación a más de una veintena de diferentes congresos internacionales de diversas ponencias oportunamente enviadas y aceptadas.

 

Crónicas de Bosque, es un relato ficcional, que vislumbra una crítica social que encierran al autor en sinuosos laberintos de persecución e indiferencia por parte de quienes pretenden una sociedad sesgada, en donde las decisiones son tomadas por facciones con poder circunstancial y por tanto el ejercicio ciudadano y la vida democrática, pasan también a ser literatura o filosofía ficcional.

 

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CRÓNICAS DE BOSQUE

Se estima que tiempo antes de la existencia de los guaraníes nuestras tierras fueron habitadas por una civilización que ha dejado muy pocos rastros de su existencia. Alcanzando el grado de mito, como la célebre Atlantis, daremos cuenta, de la información que contamos acerca de la cultura que podríamos dar en llamar como de los “Gentereí”.

 

En un tiempo no precisado de la historia, en lo que actualmente se conoce como el litoral argentino, una cultura de peculiares características, tuvo su apogeo y extinción, bajo sinuosidades sociales y políticas, que en la actualidad nos pueden parecer, casi familiares y cotidianas, por lo que no es demasiado arriesgado suponer, que pese a los siglos transcurridos y por más que las evidencias materiales no sean contundentes, tenemos una carga genética o arrastramos signos de quiénes serían nuestros antepasados directos; los Gentereí.

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http://dunamitarte.com/2015/11/29/cronicas-del-bosque/

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