Mundo Zoo
Aplican programa de socialización para prevenir problemas de comportamiento
CACHORROS
A través de un programa de socialización temprana, un grupo de investigadores de la Facultad de Veterinarias intenta generar conductas que favorezcan la relación humano animal, previniendo problemas de comportamiento en los caninos. Se realizó una prueba preliminar con un grupo reducido de cachorros y sus propietarios, en la cual se obtuvieron resultados alentadores.
La Revista Ciencia y Técnica tomó contacto con la doctora Patricia Koscinczuk, profesora de la cátedra de Patología Médica de la facultad de Veterinaria, que realiza trabajos en el área de bienestar animal. La médica veterinaria calificó como satisfactorio el ensayo preliminar, y aseguró que se debería profundizar la aplicación de estos programas ya que constituyen una práctica sencilla y económica que brinda la posibilidad de educar a las mascotas favoreciendo su desarrollo comportamental. Uno de los factores que debemos destacar es el interés que mostraron los propietarios participantes. INTRODUCCIÓN El período de socialización de los perros se da entre la tercera y la duodécima semana de vida, y es el más importante en lo que se refiere a prevención de problemas de comportamiento. “Es el momento en el cual el perro aprende a mostrar una conducta social normal hacia las personas y hacia otros perros habituándose a diferentes estímulos que encontrará en la vida adulta”, precisó la doctora Koscinczuk. Durante las clases de socialización se educa a los propietarios sobre el comportamiento normal de los perros y cómo manejarlos para prevenir y detectar de manera temprana problemas de conducta. OBJETIVOS DEL TRABAJO Entre los principales objetivos del trabajo figuran los siguientes: poner en práctica un programa de socialización de cachorros, evaluar la respuesta de los perros y valorar el impacto educacional sobre sus propietarios. Para ello se trabajó en un “ensayo preliminar” con cinco cachorros y sus propietarios, los que asistieron voluntariamente a las sesiones educativas. Las que se realizaron con una frecuencia semanal, una hora de duración y durante un período de cuatro semanas. Las razas que participaron fueron Cocker spaniel inglés, Shar pei, Dogo argentino y Pincher miniatura. El grupo estaba conformado por hembras y machos que al comienzo del estudio tenían entre 10 y 12 semanas. “Las sesiones fueron conducidas por veterinarios siguiendo un formato general que comenzaba con una charla acerca del comportamiento canino, seguido de un período de interacción social de aproximadamente 10 minutos”. A partir de allí, los propietarios fueron instruidos sobre las maniobras a realizar teniendo en cuenta que cada una de ellas representaba a un estímulo. A su vez, los estímulos fueron agrupados en cuatro categorías: socialización, manipulación, obediencia y novedad. En cada una de las clases, la evaluación del comportamiento se realizó mediante la observación de las interacciones de los mismos perros entre ellos y con sus dueños, y las respuestas a los diferentes estímulos. Por otro lado, se valoró la respuesta de los propietarios frente al programa de socialización teniendo en cuenta la asistencia, puntualidad, el desempeño durante la semana y un cuestionario individual realizado en la última clase. RESULTADOS “A pesar de que el número que se utilizó en el ensayo preliminar es muy chico, se logró implementar de manera satisfactoria el programa de socialización de cachorros”, aseguró la investigadora. Detalló que no se presentaron variaciones sobre los estímulos relacionados con la socialización con los humanos y con otros perros entre la primera y última clase. Pero si se pudo observar que los cachorros al terminar el programa mostraban una mayor respuesta a órdenes de obediencia: venir, sentarse, quedarse, acostarse, caminar sin tirar la correa. Y eran más fáciles de manejar sobre la camilla: sujeción, limpieza de dientes y oídos. “Los mayores cambios se observaron frente al secador de cabello y a la aspiradora, mostrando habituación hacia el final de las sesiones”, CONCLUSIONES Muchos países cuentan con programas de socialización de caninos que se llevan a cabo simultáneamente con el esquema de vacunación de los cachorros. Esta práctica no es frecuente en el Noroeste de Argentina, sin embargo, el interés mostrado por los propietarios y los logros observados en los cachorros nos permite afirmar que es factible de emplear en la consulta clínica veterinaria. Por otra parte, según comentó la doctora Koscinczuk, estos datos sugieren que los programas de socialización pueden ser un punto de partida en la búsqueda de soluciones a problemas de comportamiento, entre ellos la agresión, que afectan la convivencia de los perros con los humanos.
Dos cachorros de yaguareté nacieron en el Centro de Reintroducción que funciona en el Parque Iberá, Corrientes. Los cachorros y su madre se encuentran en el corral más grande del centro por lo que, en general, no son avistados. El equipo técnico de la Fundación sospechaba que se podría haber producido el parto por comportamientos de la hembra, pero no fue hasta la semana pasada que pudieron confirmarlo, al registrar a dos cachorros en videos de cámaras-trampa.
Magalí Longo, a cargo de los proyectos de reintroducción de especies en la isla San Alonso, donde se encuentra el Centro de Reintroducción de Yaguareté, contó que “teníamos indicios de que la hembra había parido, ya que pasaba mucho tiempo en un mismo sector del monte que se encuentra al norte del gran corral. Un día pudimos observarla y vimos que tenía los pezones hinchados, signo bastante inequívoco de que habría parido, pero no sabíamos cuántos cachorros ni si habrían sobrevivido. Ella es madre primeriza, así que tampoco era raro que perdiera la camada”.
La confirmación llegó unas semanas después. Pablo Guerra, a cargo del manejo de los yaguaretés en el Centro mencionó que “habíamos puesto cámaras-trampa para tratar de confirmar el nacimiento. Y después de varias semanas sin ningún registro pudimos observar a los dos cachorros. Cuando vimos los videos saltamos de alegría y emoción. Estimamos que tienen entre uno y dos meses y aparentan estar en perfectas condiciones”.
Después de esta observación ya no volvieron a verlos, pero se espera que pronto realicen caminatas más extensas siguiendo a su madre y sean más fáciles de avistar. Los cachorros observados son dos, que es el número usual de crías que tienen los yaguaretés. La madre de los cachorros es Mariua y el padre Jatobazinho, quien se mantiene en otro enorme corral, separado de la madre y sus cachorros. Ambos ejemplares tienen un origen silvestre y provienen de Brasil, de donde fueron rescatados, de cazadores furtivos en el caso de Mariua, y en muy malas condiciones físicas Jatobazinho.
Sebastián Di Martino, director de conservación de la Fundación Rewilding Argentina destaca la colaboración de las instituciones del país vecino, especialmente del Instituto Brasilero del Medio Ambiente (IBAMA) y de las organizaciones NEX y Onçafari, que recuperaron a los animales y luego los enviaron a Argentina.
“El nacimiento de estos cachorros es un paso muy importante para el proyecto. Desde el año 2012 estamos trabajando en Iberá tratando de regresar al depredador tope a este ambiente, 70 años después de haberse extinguido en la provincia de Corrientes. Es un proyecto a largo plazo cuya ejecución demandará varios años más, pero estamos en buen camino y desde hace un año trabajando en la fase de liberación progresiva”, comentó Sebastián.
El yaguareté es el máximo depredador de Sudamérica y, como tal, cumple con un rol ecológico clave para el mantenimiento de los ecosistemas donde habita. Al desaparecer, desaparecen también estas funciones y los ambientes naturales degradados pierden, en buena medida, la capacidad de brindar agua y aire de calidad, de mitigar el cambio climático o de prevenir la aparición de nuevas pandemias. Con la desaparición del yaguareté perdemos cultura y oportunidades de desarrollo local, ya que la observación de fauna se puede convertir en un motor de la economía, como ha pasado en otros lugares de la región (por ejemplo, el Pantanal brasilero) o en el mismo Iberá.
El proyecto se lleva en forma conjunta entre la Fundación Rewilding Argentina, la Provincia de Corrientes y la Administración de Parques Nacionales.
Ayudanos a elegir un nombre para los pequeños cachorros
Fundación Rewilding Argentina invita a todas las personas a participar en la selección de los nombres para la nueva generación de yaguaretés correntinos. A partir del lunes 23 de noviembre, podrán elegirse en la cuenta de Instagram de @rewilding_argentina los nombres para los pequeños cachorros silvestres del Parque Iberá. Los nombres más votados serán publicados en el día internacional del yaguareté, el 29 de noviembre.
Mundo Zoo
Guacamayos rojos, libres y silvestres, por primera vez en más de 150 años en Argentina.
PARQUE IBERÁ
Los colores y sonidos del Guacamayo rojo, que alguna vez inundaron los cielos del norte argentino, se sienten cada vez más fuertes en el Parque Iberá: Una pareja de guacamayos rojos sacó adelante 3 huevos, que eclosionaron y dieron lugar a los tres primeros pichones silvestres en libertad—algo que no ocurría probablemente hace más de 150 años en nuestro país.
Desde 2015, en Fundación Rewilding Argentina emprendimos el trabajo para recuperar esta especie clave extinta en toda la Argentina. Hoy, el Guacamayo rojo está volviendo a cumplir su rol ecológico de ""creador de bosques"", a través del rewilding.
El nacimiento de estos pichones silvestres en Parque Iberá es un gran paso para la recuperación de la especie en Argentina, y refuerza nuestra convicción de que el rewilding es una herramienta que inspira esperanza en medio de la profunda crisis de biodiversidad que enfrenta el planeta.
En el Día Mundial de la Protección de la Naturaleza, este evento demuestra que proteger los ecosistemas, y trabajar activamente para recuperarlos, son estrategias que alumbran el camino hacia una economía restaurativa en la que las comunidades locales, inmersas en un entorno revitalizado, prosperan a partir del turismo de naturaleza.
"El rewilding trae de vuelta la naturaleza, trae bienestar para las comunidades locales y, sobre todo, trae alegría para nuestras almas."— Richard Preston
Desde el Zoo de Givskud, Dinamarca nos enviaron imágenes al nacer de Coco, el macho de nutria gigante que hoy vive en el corral de presuelta en Parque Iberá.
Coco nació el 3 de mayo de 2017 en una camada de tres. El grupo familiar de las nutrias es bien estrecho; permanecen juntos la mayor parte del tiempo y son muy curiosos y valientes.
Los cuidadores de Coco cuentan que él es un protector innato: cuando sus padres tuvieron otra camada en 2018, Coco cumplía el rol de guardia de la familia. Cada vez que alguien se acercaba a sus hermanos, lo advertía con ruidos de ladridos.
Es por eso que aquí, en Iberá, Coco siempre está alerta cuando se aproxima la lancha por la laguna Paraná, o el equipo de rewilding se acerca para monitorear a la pareja, que se prepara para volver a cumplir su rol ecológico en los Esteros del Iberá.