Mundo Zoo
El rinoceronte aumenta en número pero sigue en peligro de extinción
ANIMALES EN PELIGRO DE EXTINCION
La población se está recuperando gracias a un mayor cuidado de los espacios naturales y al fin de la guerra civil
KATMANDÚ, NEPAL (12/MAY/2011).- La caza y el desarrollo de flora exógena amenazan a los últimos rinocerontes en Nepal, donde la especie sigue en peligro de extinción pese a que el fin de la guerra civil ha traído una recuperación de su población en los últimos años.
Nepal y la India son los dos únicos países donde se conserva el rinoceronte indio, que a diferencia del africano cuenta con un solo cuerno y una piel aún más gruesa que lo convertía en el pasado en un animal utilizado para luchas ilegales que incluían apuestas.
Según la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza, apenas quedan en libertad entre dos mil 800 y dos mil 850 ejemplares, aunque la población en Nepal se está recuperando gracias a un mayor cuidado de los espacios naturales y al fin de la guerra civil, en el año 2006.
El último censo de rinocerontes, publicado por las autoridades nepalíes en abril, reveló que quedan en Nepal 534 rinocerontes, lo que supone un aumento respecto a los 435 del anterior (2008), pero un número que está aún lejos de los 612 censados en 2001.
Sigue habiendo, sin embargo, problemas, como la caza ilegal: entre 2008 y 2011, 32 rinocerontes murieron por causas naturales, frente a los 28 fallecidos por la actividad de los cazadores, dijo a Efe el oficial Maheshwar Dhakal, del Departamento de Conservación.
Los cazadores codician especialmente los cuernos, formados de queratina y utilizados por la industria de la ornamentación en Oriente Medio, asi como en Asia Oriental, donde asimismo se les atribuye poderes afrodisiacos una vez pulverizados.
Los pezuñas son empleadas en países como China, para ingrediente de pócimas de la medicina tradicional.
Según Dhakal, además del comercio ilegal relacionado con la caza, otra amenaza es la proliferación de plantas exógenas en sus llanuras, así como el deterioro y la disminución de sus hábitats naturales, aunque en este punto Nepal dice haber logrado avances.
“Ha crecido la superficie boscosa en las áreas adyacentes a los parques naturales, y los rinocerontes acuden a esas nuevas zonas”, agregó el experto en conservación.
Pero, sobre todo, los rinocerontes nepalíes están proliferando ayudados por el final de la guerra civil, lo que permitió al Ejército regresar a los puestos de vigilancia de los parques naturales, para controlar la caza ilegal.
Los cazadores solían llevarse los cuernos de estos grandes mamíferos y dejaban sobre el terreno su cadáver, cuya carne, pese a su dureza, era y es todavía aprovechada y cocinada por las poblaciones locales, a falta de otro menú.
Pese a los resultados obtenidos hasta ahora, no han faltado en Nepal las quejas de grupos de derechos humanos sobre el trato dispensado a los cazadores, como ocurrió con el asesinato por el Ejército de dos mujeres y una niña sospechosas de caza ilegal.
Los Departamentos de Bosques y Conservación tienen poderes casi judiciales y pueden someter a los cazadores a penas de hasta 15 años de prisión, aunque hay quien defiende que los Parques Naturales afectan al modo de vida tradicional de los lugareños.
“Nuestras políticas de conservación están demasiado orientadas a eso, la conservación. Creemos que ha llegado el momento de revisarlas”, dijo a Efe Mangal Man Shakya, del Grupo de Vigilancia de la Vida Salvaje.
La pesca, la agricultura y la recolección de pastos siguen siendo fundamentales para los lugareños y, según Shakya, Nepal debería tener en cuenta la capacidad y la sostenibilidad de los Parques, además de dedicarse a un mero aumento numérico de las especies.
Las migraciones y la actividad humana han tenido un impacto sobre la vida de los rinocerontes nepalíes, aunque su situación no es tan dramática como la de sus “primos” de la isla de Java (Indonesia), donde quedan apenas 40 ejemplares en claro peligro de extinción.
Nepal llevó a cabo su último censo el año pasado, mediante el método conocido como “barrido”.
Los funcionarios del censo, a lomos de elefante, iban a unos 100 ó 200 metros unos de otros, y peinaban los bosques hasta divisar a los rinocerontes, aunque persiste la duda de si existieron cómputos dobles u otras irregularidades.
“Pudo producirse algún cómputo repetido y hay ejemplares que se podrían haber escapado, pero una cosa por la otra”, apuntó Dhakal.
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KATMANDÚ, NEPAL (12/MAY/2011).- La caza y el desarrollo de flora exógena amenazan a los últimos rinocerontes en Nepal, donde la especie sigue en peligro de extinción pese a que el fin de la guerra civil ha traído una recuperación de su población en los últimos años.
Nepal y la India son los dos únicos países donde se conserva el rinoceronte indio, que a diferencia del africano cuenta con un solo cuerno y una piel aún más gruesa que lo convertía en el pasado en un animal utilizado para luchas ilegales que incluían apuestas.
Según la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza, apenas quedan en libertad entre dos mil 800 y dos mil 850 ejemplares, aunque la población en Nepal se está recuperando gracias a un mayor cuidado de los espacios naturales y al fin de la guerra civil, en el año 2006.
El último censo de rinocerontes, publicado por las autoridades nepalíes en abril, reveló que quedan en Nepal 534 rinocerontes, lo que supone un aumento respecto a los 435 del anterior (2008), pero un número que está aún lejos de los 612 censados en 2001.
Sigue habiendo, sin embargo, problemas, como la caza ilegal: entre 2008 y 2011, 32 rinocerontes murieron por causas naturales, frente a los 28 fallecidos por la actividad de los cazadores, dijo a Efe el oficial Maheshwar Dhakal, del Departamento de Conservación.
Los cazadores codician especialmente los cuernos, formados de queratina y utilizados por la industria de la ornamentación en Oriente Medio, asi como en Asia Oriental, donde asimismo se les atribuye poderes afrodisiacos una vez pulverizados.
Los pezuñas son empleadas en países como China, para ingrediente de pócimas de la medicina tradicional.
Según Dhakal, además del comercio ilegal relacionado con la caza, otra amenaza es la proliferación de plantas exógenas en sus llanuras, así como el deterioro y la disminución de sus hábitats naturales, aunque en este punto Nepal dice haber logrado avances.
“Ha crecido la superficie boscosa en las áreas adyacentes a los parques naturales, y los rinocerontes acuden a esas nuevas zonas”, agregó el experto en conservación.
Pero, sobre todo, los rinocerontes nepalíes están proliferando ayudados por el final de la guerra civil, lo que permitió al Ejército regresar a los puestos de vigilancia de los parques naturales, para controlar la caza ilegal.
Los cazadores solían llevarse los cuernos de estos grandes mamíferos y dejaban sobre el terreno su cadáver, cuya carne, pese a su dureza, era y es todavía aprovechada y cocinada por las poblaciones locales, a falta de otro menú.
Pese a los resultados obtenidos hasta ahora, no han faltado en Nepal las quejas de grupos de derechos humanos sobre el trato dispensado a los cazadores, como ocurrió con el asesinato por el Ejército de dos mujeres y una niña sospechosas de caza ilegal.
Los Departamentos de Bosques y Conservación tienen poderes casi judiciales y pueden someter a los cazadores a penas de hasta 15 años de prisión, aunque hay quien defiende que los Parques Naturales afectan al modo de vida tradicional de los lugareños.
“Nuestras políticas de conservación están demasiado orientadas a eso, la conservación. Creemos que ha llegado el momento de revisarlas”, dijo a Efe Mangal Man Shakya, del Grupo de Vigilancia de la Vida Salvaje.
La pesca, la agricultura y la recolección de pastos siguen siendo fundamentales para los lugareños y, según Shakya, Nepal debería tener en cuenta la capacidad y la sostenibilidad de los Parques, además de dedicarse a un mero aumento numérico de las especies.
Las migraciones y la actividad humana han tenido un impacto sobre la vida de los rinocerontes nepalíes, aunque su situación no es tan dramática como la de sus “primos” de la isla de Java (Indonesia), donde quedan apenas 40 ejemplares en claro peligro de extinción.
Nepal llevó a cabo su último censo el año pasado, mediante el método conocido como “barrido”.
Los funcionarios del censo, a lomos de elefante, iban a unos 100 ó 200 metros unos de otros, y peinaban los bosques hasta divisar a los rinocerontes, aunque persiste la duda de si existieron cómputos dobles u otras irregularidades.
“Pudo producirse algún cómputo repetido y hay ejemplares que se podrían haber escapado, pero una cosa por la otra”, apuntó Dhakal.
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Dos cachorros de yaguareté nacieron en el Centro de Reintroducción que funciona en el Parque Iberá, Corrientes. Los cachorros y su madre se encuentran en el corral más grande del centro por lo que, en general, no son avistados. El equipo técnico de la Fundación sospechaba que se podría haber producido el parto por comportamientos de la hembra, pero no fue hasta la semana pasada que pudieron confirmarlo, al registrar a dos cachorros en videos de cámaras-trampa.
Magalí Longo, a cargo de los proyectos de reintroducción de especies en la isla San Alonso, donde se encuentra el Centro de Reintroducción de Yaguareté, contó que “teníamos indicios de que la hembra había parido, ya que pasaba mucho tiempo en un mismo sector del monte que se encuentra al norte del gran corral. Un día pudimos observarla y vimos que tenía los pezones hinchados, signo bastante inequívoco de que habría parido, pero no sabíamos cuántos cachorros ni si habrían sobrevivido. Ella es madre primeriza, así que tampoco era raro que perdiera la camada”.
La confirmación llegó unas semanas después. Pablo Guerra, a cargo del manejo de los yaguaretés en el Centro mencionó que “habíamos puesto cámaras-trampa para tratar de confirmar el nacimiento. Y después de varias semanas sin ningún registro pudimos observar a los dos cachorros. Cuando vimos los videos saltamos de alegría y emoción. Estimamos que tienen entre uno y dos meses y aparentan estar en perfectas condiciones”.
Después de esta observación ya no volvieron a verlos, pero se espera que pronto realicen caminatas más extensas siguiendo a su madre y sean más fáciles de avistar. Los cachorros observados son dos, que es el número usual de crías que tienen los yaguaretés. La madre de los cachorros es Mariua y el padre Jatobazinho, quien se mantiene en otro enorme corral, separado de la madre y sus cachorros. Ambos ejemplares tienen un origen silvestre y provienen de Brasil, de donde fueron rescatados, de cazadores furtivos en el caso de Mariua, y en muy malas condiciones físicas Jatobazinho.
Sebastián Di Martino, director de conservación de la Fundación Rewilding Argentina destaca la colaboración de las instituciones del país vecino, especialmente del Instituto Brasilero del Medio Ambiente (IBAMA) y de las organizaciones NEX y Onçafari, que recuperaron a los animales y luego los enviaron a Argentina.
“El nacimiento de estos cachorros es un paso muy importante para el proyecto. Desde el año 2012 estamos trabajando en Iberá tratando de regresar al depredador tope a este ambiente, 70 años después de haberse extinguido en la provincia de Corrientes. Es un proyecto a largo plazo cuya ejecución demandará varios años más, pero estamos en buen camino y desde hace un año trabajando en la fase de liberación progresiva”, comentó Sebastián.
El yaguareté es el máximo depredador de Sudamérica y, como tal, cumple con un rol ecológico clave para el mantenimiento de los ecosistemas donde habita. Al desaparecer, desaparecen también estas funciones y los ambientes naturales degradados pierden, en buena medida, la capacidad de brindar agua y aire de calidad, de mitigar el cambio climático o de prevenir la aparición de nuevas pandemias. Con la desaparición del yaguareté perdemos cultura y oportunidades de desarrollo local, ya que la observación de fauna se puede convertir en un motor de la economía, como ha pasado en otros lugares de la región (por ejemplo, el Pantanal brasilero) o en el mismo Iberá.
El proyecto se lleva en forma conjunta entre la Fundación Rewilding Argentina, la Provincia de Corrientes y la Administración de Parques Nacionales.
Ayudanos a elegir un nombre para los pequeños cachorros
Fundación Rewilding Argentina invita a todas las personas a participar en la selección de los nombres para la nueva generación de yaguaretés correntinos. A partir del lunes 23 de noviembre, podrán elegirse en la cuenta de Instagram de @rewilding_argentina los nombres para los pequeños cachorros silvestres del Parque Iberá. Los nombres más votados serán publicados en el día internacional del yaguareté, el 29 de noviembre.
Mundo Zoo
Guacamayos rojos, libres y silvestres, por primera vez en más de 150 años en Argentina.
PARQUE IBERÁ
Los colores y sonidos del Guacamayo rojo, que alguna vez inundaron los cielos del norte argentino, se sienten cada vez más fuertes en el Parque Iberá: Una pareja de guacamayos rojos sacó adelante 3 huevos, que eclosionaron y dieron lugar a los tres primeros pichones silvestres en libertad—algo que no ocurría probablemente hace más de 150 años en nuestro país.
Desde 2015, en Fundación Rewilding Argentina emprendimos el trabajo para recuperar esta especie clave extinta en toda la Argentina. Hoy, el Guacamayo rojo está volviendo a cumplir su rol ecológico de ""creador de bosques"", a través del rewilding.
El nacimiento de estos pichones silvestres en Parque Iberá es un gran paso para la recuperación de la especie en Argentina, y refuerza nuestra convicción de que el rewilding es una herramienta que inspira esperanza en medio de la profunda crisis de biodiversidad que enfrenta el planeta.
En el Día Mundial de la Protección de la Naturaleza, este evento demuestra que proteger los ecosistemas, y trabajar activamente para recuperarlos, son estrategias que alumbran el camino hacia una economía restaurativa en la que las comunidades locales, inmersas en un entorno revitalizado, prosperan a partir del turismo de naturaleza.
"El rewilding trae de vuelta la naturaleza, trae bienestar para las comunidades locales y, sobre todo, trae alegría para nuestras almas."— Richard Preston
Desde el Zoo de Givskud, Dinamarca nos enviaron imágenes al nacer de Coco, el macho de nutria gigante que hoy vive en el corral de presuelta en Parque Iberá.
Coco nació el 3 de mayo de 2017 en una camada de tres. El grupo familiar de las nutrias es bien estrecho; permanecen juntos la mayor parte del tiempo y son muy curiosos y valientes.
Los cuidadores de Coco cuentan que él es un protector innato: cuando sus padres tuvieron otra camada en 2018, Coco cumplía el rol de guardia de la familia. Cada vez que alguien se acercaba a sus hermanos, lo advertía con ruidos de ladridos.
Es por eso que aquí, en Iberá, Coco siempre está alerta cuando se aproxima la lancha por la laguna Paraná, o el equipo de rewilding se acerca para monitorear a la pareja, que se prepara para volver a cumplir su rol ecológico en los Esteros del Iberá.