Estados Unidos enfrenta necesidades energéticas y busca respuestas. Brasil reclama por aranceles; la Argentina -que no será visitada por el presidente norteamericano- intenta preservar sus intereses.

(AFP-El Litoral-Agrodiario) El presidente estadounidense George W. Bush propondrá a Brasil la creación de “una especie de OPEP del etanol”, durante su visita al país el próximo 9 de marzo, según el diario O Estado de Sao Paulo. El canciller brasileño Celso Amorim declaró días atrás que “no sé cuáles son los objetivos estratégicos del gobierno norteamericano”, pero la visión de otros países sobre el etanol “no es necesariamente la nuestra”. El citado diario brasileño dijo que Bush -que visitará Sao Paulo pero no Brasilia- quiere lanzar las bases para un mercado hemisférico que garantice el suministro estable de biocombustibles, con producción diversificada por toda la región”. Agregó que “para eso, Brasil y Estados Unidos deben formar sociedades, con participación de la iniciativa privada, para instalar usinas de etanol (alcohol combustible) en América Central”. “Es una enorme oportunidad. El hemisferio occidental gasta 7,2 % de su producto importando petróleo. Algunos países son muy vulnerables”, dijo Greg Manuel, consejero para asuntos energéticos de la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, quien formará parte de la comitiva norteamericana. Manuel es el encargado de diseñar el sistema de Cooperación Multilateral de Biocombustibles (la llamada Opep del etanol), que integrarán EE.UU., China, India, la Unión Europea, Sudáfrica y también Brasil, que produce etanol como nadie, en su caso, derivado de la caña de azúcar. Además, “es importante tener como fuente de suministro a todos nuestros amigos en el exterior, y esos amigos también sufren, no siempre tienen la petrodiplomacia a su favor”, razonó. Actualmente, Brasil y Estados Unidos aseguran un 70 % de la demanda mundial de etanol, con una producción anual de cerca de 17.000 millones de litros cada uno, en tanto que la región en su conjunto tendría un potencial de producción de 200.000 millones de litros. Brasil produce etanol derivado de la caña de azúcar y Estados Unidos del maíz. En Brasil, el etanol se mezcla en una proporción de 20 % a 25 % en la gasolina; más del 80% de los coches que se venden en el país están equipados además con motores flex-fuel, que aceptan indistintamente etanol o gasolina, en cualquier proporción. “Washington precisará de un socio confiable, con condiciones tecnológicas y capacidad de expandir la producción de etanol. En el mundo no hay ningún país tan adelantado en eso como Brasil”, explicó a O Estado el analista Tom Trebat, de la Universidad de Columbia. El diario Valor, anunció el viernes que la cooperación entre ambos países para impulsar el etanol se reflejará en una alianza del sector privado, con inversiones mutuas y en otros países americanos que pueden alcanzar 100.000 millones de dólares en cinco años. Según Valor, Washington cree que promover la producción y el uso del etanol en América Central reducirá la influencia de la diplomacia petrolera del presidente venezolano Hugo Chávez. Pero para eso, necesita trasladar el modelo de etano a partir de caña, que domina Brasil; Condoleezza Rice apunta a reproducir ese diseño en el Caribe y América Central y contaría, como reserva de última instancia, con algunos países sudamericanos. Brasil, Argentina y eventualmente a Uruguay; Bush llegará a Colonia en su gira sudamericana. GRAN HERMANO El ex gobernador de Florida, Jeb Bush, co-preside la Interamerican Ethanol Comission con el ex ministro de Agricultura brasileño Roberto Rodrigues y el colombiano Luis Alberto Moreno, titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Estados Unidos busca asociarse con Brasil, que domina el 70% del mercado mundial de biocombustibles, y para ello ha formalizado contactos con la Federación de Industrias de San Pablo y con Única, la asociación de productores de caña de azúcar. La estrategia norteamericana enfrenta problemas: Brasil se queja por las tarifas arancelarias para exportar etanol a EE.UU. y Washington no quiere poner ese tema sobre la mesa. LA POSICIÓN ARGENTINA Argentina quedó afuera de la agenda de Bush, pero nuestro país es primer exportador mundial de aceites -base del biodiésel- y segundo vendedor global de maíz, una de las materias primas del etanol, para mezclar con naftas. Son datos que Washington no ignora. Con una producción estimada de más de 20 millones de toneladas de maíz y sólo 8 millones de demanda en el mercado interno, el destino del excedente argentino es materia de disputas corporativas y políticas a nivel mundial. Por ello estuvieron meses atrás en Buenos Aires los responsables de la comisión de Agricultura de la Cámara de Representantes de los EE.UU. La Cancillería argentina ha advertido a Washington que la prioridad será el consumo en el país, donde hay previstos unos 350 millones dólares en inversiones para producir biocombustibles, y está vigente una ley que obliga a mezclarlos en un 5 % -para 2010- con los combustibles hidrocarburíferos que hoy despachan los surtidores. Para cumplir esa pauta en el caso del etanol, la Argentina sólo necesitaría unas 560 mil toneladas de maíz, por lo que el saldo exportable sigue siendo alto. La disputa por el manejo y el destino del recurso es estratégica y millonaria. El grano de maíz ha elevado significativamente su cotización en los mercados internacionales, y la caña de azúcar recupera relevancia porque puede proveer etanol a más bajo costo, aunque la disponibilidad de tierras con ese fin es una limitante. Si bien Bush no llegará a Buenos Aires, días atrás estuvieron en la Casa Rosada Nicholas Burns, subsecretario de Asuntos Políticos y por Thomas Shannon, ante quienes Néstor Kirchner firmó el decreto de reglamentación de la ley de promoción para biocombustibles.