La justicia paraguaya dictó el martes prisión preventiva a Juan Pío Paiva, uno de los dueños del supermercado Ycuá Bolaños que se incendió el domingo, causando la muerte de al menos 423 personas. La medida fue dispuesta por el juez Pedro Darío Portillo bajo las acusaciones de homicidio culposo (no intencional) y omisión de auxilio. Según pudo saber Corrientes al Día, desde CNN, la acusación deriva de que Paiva supuestamente ordenó a los guardias de seguridad del centro comercial que bloquearan las puertas al propagarse el fuego, impidiendo el paso de los clientes hacia la calle, según dijeron testigos de la tragedia. El empresario fue trasladado de inmediato a la penitenciaría nacional de Tacumbú, al oeste de Asunción.

Mientras tanto, sigue pendiente de resolución la situación de su hijo Víctor Daniel, el socio Humberto Casaccia y cuatro guardias privados, todos imputados por los mismos cargos. Por la mañana, los acusados se habían presentado a declarar a los tribunales en una audiencia preliminar de identificación. Antes de ingresar al despacho del juez, Daniel Paiva dijo a la prensa: “No estuve en el local a la hora del incendio y desmiento a las personas que dicen lo contrario”. “Si alguien dio la orden de cerrar las puertas tras el incendio, ése fue el gerente César Ruiz quien, lastimosamente, murió carbonizado”, agregó. Pero, el cadáver de Ruiz no ha sido identificado aún. El juez Portillo también embargó los bienes de los Paiva por el equivalente a 10 millones de dólares. DECLARACIÓN DE GUARDIA El fiscal Edgar Sánchez, encargado de las investigaciones, dijo el martes un guardia de seguridad privado confesó en su declaración ante la fiscalía que él y sus compañeros recibieron órdenes de bloquear las puertas del supermercado minutos después de que se iniciara el incendio. “El guardia privado de la empresa ‘Prevención’, de nombre Ismael Alcaraz, me dijo que, efectivamente, recibió órdenes por radio para cerrar las puertas tras propagarse el fuego para evitar el robo de mercaderías. No supo decirme quién dio la orden”, dijo Sánchez. “Alcaraz reconoció que, normalmente, recibían órdenes de los gerentes operativos del local pero no podía identificar la voz de quien le habló por radio; tampoco pudo decir si Daniel Paiva, hijo del propietario, estuvo en el local”, apuntó. La declaración de Alcaraz coincidió con la de varios sobrevivientes de la peor tragedia en décadas en el país, que aseguraron que intentaron sin éxito abrir las puertas mientras escapaban de las llamas y el humo. “Las puertas del supermercado se cerraron por orden del dueño, porque tenía miedo de que se le robara todo”, dijo a medios locales Esther Benítez, una de las cajeras del supermercado. Por su parte, el vicepresidente Luis Castiglioni desmintió versiones de prensa que aseguraban que el incendio había sido iniciado premeditadamente. “Las primeras informaciones señalan que fue un lamentable accidente agravado por la decisión posterior de cerrar el local. Eso hizo que tuviera las consecuencias catastróficas que tuvo”, dijo Castiglioni. DE LUTO En las calles de Asunción, el ambiente seguía siendo de luto. Los cementerios estaban repletos, y en las calles alrededor del supermercado había hasta tres velatorios por cuadra. Francisco Sánchez, padre de una de las víctimas, y su familia comenzaron el velatorio del que supuestamente era su hijo, pero luego las autoridades hallaron el verdadero cadáver del menor. Carlos Montiel, de 29 años, dijo entre llantos que “hace tres días estoy buscando a mi madre entre cadáveres, entre cenizas. Vimos gente en pedacitos, cadáveres pegados unos con otros calcinados”. “Después nos hicieron subir a un camión frigorífico donde estaban los cuerpos en bolsas negras. Era un infierno para mí ir descubriendo uno a uno. Estamos desesperados, yo me estoy muriendo porque no le encuentro a mi mamita”, dijo. Un equipo de médicos forenses de Brasil llegó al país para colaborar con la fiscalía en la identificación de los cuerpos que aún no fueron reconocidos. Especialistas del Cuerpo Nacional de Policía de España viajaron a Paraguay el martes para colaborar en la identificación de los cadáveres. Asimismo, el gobierno cubano envió sus condolencias y ofreció enviar un grupo adicional de especialistas con medicamentos requeridos para atender a los heridos. Médicos cubanos que trabajan en Paraguay ya están colaborando en la atención de heridos. Las autoridades piden a las personas que no hayan ubicado a sus familiares presentarse en el club donde se depositaron los cadáveres en peor estado con una fotografía reciente del desaparecido, radiografías o fichas dentales. En el club, la coordinadora del equipo de psicólogas que asisten a los familiares, Miriam Azuaga, dijo que el caso con el que quedó impactada fue el de un señor que vino a retirar cinco cuerpos, el de su esposa, hijos y nietos. “Eso fue terrorífico, fue un infierno”, dijo. Rubén Paez, administrador del cementerio de la Recoleta en el que el lunes hubo 38 entierros y se espera que este martes haya 16, aseguró que se construyeron fosas especiales para que entren tres o cuatro cajones en cada una y alberguen a familias enteras.