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Diez intelectuales y artistas identifican las huellas de la represión en los medios y la cultura argentina

A 29 AÑOS DEL GOLPE

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Golpean en lo cotidiano, más ligados al silencio que al ruido, más parecidos a una falta que a una presencia. Son los ecos de la dictadura en la cultura, y se enumeran en una lista de palabras ampulosas: autocensura, silencio, descreimiento…. Pero también admiten otras más mundanas: pop prefabricado, academias de cantantes, best sellers de autoayuda como parte de un ranking que describe lo que nos rodea.


Hace 29 años, un 24 de marzo del ´76, el golpe a la cultura –dicen los intelectuales y artistas consultados por Página/12– arrancaba el último hálito de una generación perdida, se llevaba la polémica –dice la escritora Liliana Heker–, el compromiso –según la cineasta Lita Stantic– e imponía las reglas de un mercado voraz que extingue las voces propias –advierte el cantante Víctor Heredia– del campo de la música y los libros. Para salirse de la efemérides como catálogo de actos, esta vez la conmemoración los implica en el presente para formular preguntas: ¿cuánto del horror sigue vigente? Muchos de los que opinan ya lo hicieron antes: Liliana Heker novelizó “la culpa” de los que se salvaron en El fin de la historia, Lita Stantic se preguntó sobre responsabilidades compartidas en la película Un muro de silencio (1993) y Manuela Fingueret exploró pérdidas insalvables en su ensayo Soberbias argentinas (Emecé, 2005). Para todos, lo que hay es la herencia directa de la tragedia y la masacre: no hay borrón y cuenta nueva. LILIANA HEKER (AUTORA DE EL FIN DE LA HISTORIA Y ZONA DE CLIVAJE) “Se hizo desaparecer la polémica real. Aún cuando no se la haya vivido directamente, la dictadura fue una experiencia de muerte y horror que incide hasta en los cuentos fantásticos o intimistas en escritores como Rodrigo Fresán (que lo toma con un dejo irónico) hasta en otros que abordan el tema de manera directa como Elsa Osorio, yo misma o el propio Julio Cortázar en Segunda vez, donde se alude de modo escalofriante a la desaparición de una persona. Noto, además, una extinción de la polémica real, entendida no como intercambio de insultos o frases corrosivas. Durante la dictadura militar, ante una situación horrorosa, teníamos la obligación de coincidir en lo esencial: la defensa de los derechos humanos y la vida. Pero también generó una culpa respecto de la controversia y la discusión de ideas. Es como si fuera peligrosa la divergencia; eso da como resultado un empobrecimiento en el campo del pensamiento. Desde el siglo XIX nos caracterizamos por tener intelectuales que polemizaban, y hoy hay una pérdida de interés real sobre la obra de otro”. LILIANA HERRERO (CANTANTE) “Produjo diseminación artística. Hay ecos de la no diversidad nacida en la dictadura en los medios. Hay una autorreferencialidad porteña escandalosa: no existe una mirada hacia la producción artística e intelectual del interior. La idea misma del éxito está ligada a las peores exigencias del mercado y la globalización, que conducen a una estandarización del oído: es la imposibilidad de escuchar otra cosa. Lo que hay en los medios es una música estandarizada, llena de lugares comunes, de formulaciones musicales ya sabidas y conocidas. En los realities de cantantes se agrega un componente peor: influye la idea del éxito, en el grado sumo de la publicitación, generando un escándalo cultural. Desde el “76, las formas masivas de la difusión vienen empaquetadas y uno ya sabe dónde se va a resolver el acorde. Y también mencionaría a los premios: son una forma autorreferencial de la prensa que influye sobre la cultura y se rige por lo ya conocido. La TV premia lo que ya difundió y aprobó antes”. CARMEN GUARINI (DIRECTORA DE HIJOS: EL ALMA EN DOS) “Esto es una lucha por instalar memorias. Observo resistencias actuales que vienen de lejos, como en el caso de la Retrospectiva de León Ferrari. Sigue vivo el rechazo a ciertas expresiones artísticas de parte del pensamiento conservador en nuestro país. Se ven reacciones frente a espacios de libertad, que pueden surgir en la plástica, de parte de un sector fuertemente ligado a la Iglesia Católica. Siempre son los mismos, y estos grupos siguen muy vivosy quieren imponer su forma de mirar. Pero con casos como el de Ferrari se manifiesta también la salud de cierto sector de la población que sale a repudiar de manera tajante ese tipo de autoritarismo. El objetivo se cumplió ampliamente, aunque el artista haya decidido terminar antes de tiempo. Hay muchos focos de resistencia, y esto es una lucha por instalar memorias. Aun sin juicios, y con cárcel de privilegio para los represores, nunca termina el acto de resistir”. LEÓN FERRARI (ARTISTA PLÁSTICO) “El antisemitismo remite a la dictadura. En general no se dice lo suficiente que tuvimos un obispo castrense que, además de ser golpista, es antisemita. Las fuerzas armadas están aconsejadas por ese tipo de obispos y capellanes. Pero el campo cultural reacciona. En mi caso, la Iglesia pretendió atacar la muestra, pero en realidad la favoreció: colaboró con las obras al ilustrarlas. La Iglesia fue intolerante, y con esa actitud demostró lo que mi muestra denunciaba. Lo que me remite a la dictadura es una presencia como la de Baseotto, su antisemitismo, la intolerancia de la institución. La Iglesia pretende continuar cogobernando como lo hacía con la dictadura, en un país en el que gozamos de la democracia sólo los que comemos”. VIRGINIA INNOCENTI (ACTRIZ Y CANTANTE) “Autores y canales se cuidan para no irritar. En las temáticas de los programas de TV, hasta en los casos más comprometidos, no se aborda la cuestión de la dictadura. Es un acuerdo tácito para hablar con libertad de la delincuencia pero sólo de los civiles. Es muy raro que la tele hable de la casta eclesiástica o militar: todavía no somos un pueblo con mucha amplitud y los autores y los canales son cuidadosos para no irritar a sectores que pueden influenciar en la venta de publicidad. Yo a veces propongo cosas, pero recibo como respuesta: Mejor no nos metamos con tal o cual cosa. Tengo una miniserie escrita que tiene que ver con una historia de amor cruzada con consecuencias del pasado autoritario: la protagonista es hija de una madre desaparecida. Pero en la televisión no tienen cabida los proyectos románticos, ni los testimoniales. Ni ideales nobles, ni gente dispuesta a jugarse por lo que cree o piensa. La TV sólo apunta a entretener”. MANUELA FINGUERET (ESCRITORA, AUTORA DE SOBERBIAS ARGENTINAS) “Se creó una moral de la amoralidad. Creo que durante los diez años del menemismo se abrochó en democracia lo que la dictadura inoculó. En términos culturales no hubo grandes cambios desde los “70 hasta nuestros días. No hay un concepto de cultura vinculado a lo educativo, pensando un país de una manera parecida a como lo pudo pensar Sarmiento. También el periodismo, a partir de la dictadura, ha entrado en una decadencia notable: tenemos pocas voces independientes, y el nivel de lo que se escribe, y cómo se escribe e investiga, es –salvo excepciones– lamentable. Sobre el rol de los intelectuales: no puedo generalizar pero muchos de ellos, aun aquellos que dictan cátedra de ética, luego integran jurados espurios, venden el alma por un viaje o se desesperan por un espacio en algún medio. No lo interpreto como actitudes personales. Es una moral de la amoralidad que se fue creando durante la dictadura”. VÍCTOR HEREDIA (CANTANTE) “Seguimos marcados. Y lo vamos a estar por mucho tiempo. Un suceso de tamaña gravedad hiere muy profundamente a una sociedad, y lo veo en la memoria que recrudece frente a actitudes como la del cura Baseotto y otros gestos autoritarios de la Iglesia. Eso me llena de tribulaciones: uno siente que está siempre expuesto. Pero la música siempre fue para mí una zona de liberación: aun con la censura pude escribir Informe de la situación o Todavía cantamos. En cambio, los medios que sirven como soporte a la música, la TV y las radios nos han cerrado sus puertas a determinadas propuestas. No hay canales para mostrar nuestra música, las radios dicen que no somos del target o que somos demasiado viejos. Y es una herencia indudable de una forma de manejar económicamente los medios de comunicación que se originó en el “76”. LITA STANTIC (CINEASTA, PRODUCTORA) “Los chicos no quieren tener compromiso político. Siento que el cine joven, aun el que no esdirectamente político, está directamente influido por ecos de la dictadura. Estos jóvenes fueron niños o adolescentes en esa época: el cine de Lucrecia Martel está marcado aunque no trate el tema. ¿Dónde se ve? En una visión dura de lo real, en un humor especial y en el descreimiento sobre la clase media alta argentina, a la que se le sospecha una complicidad. Hay películas que hacen referencia forzada a la dictadura, pero otras no aluden directamente e igualmente mantienen ese eco en la mirada descreída, escéptica que da el haber vivido en la Argentina de ese momento. Los nuevos directores no quieren tener compromiso y sienten rechazo a ligar sus historias a lo político. Pablo Trapero, cuando es preguntado por Mundo Grúa, niega estar hablando del Estado que nos dejó el menemismo. Nunca se refieren a la política como un reflejo de una situación social pero, pese a su negación en el plano de las intenciones, artísticamente sí lo están haciendo. Y eso los hace más ricos. CARLOS ULANOVSKY (PERIODISTA Y DIRECTOR DE RADIO CIUDAD) Después de 29 años, hay gente que descree de los logros de la democracia, de eso que con la democracia se come, se educa y se sana. Cuando entra en etapa de desdicha profunda, cuando le va mal, el argentino sólo atina a conectarse con otras épocas en las que la pasó mejor, por ejemplo en la época de los militares. Ahí está mi desconcierto: con tal de consolarse un poco le importa tres pepinos la democracia. Y no le avergüenza pedir mano dura, autoritarismo y decisiones salvajes. Es una gran derrota cultural: pese a todos los esfuerzos educativos, informativos, buena parte de los jóvenes de 12 a 30 años saben muy poco de lo que ocurrió a su Nación y a sus habitantes entre el “74 y el “83. A lo mejor hace falta mucho más trabajo escolar, universitario, más programas de radio y TV, más suplementos de diarios porque sé que algo que para nosotros es suficiente, para mucha gente no lo es. En Radio Ciudad escuché una encuesta que ponía los pelos de punta: adolescentes que no sabían nada y se ufanaban de eso. Si bien socialmente existe un sentimiento generalizado de repudio en relación con los hechos represivos, son importantes los porcentajes de indiferencia, de hastío de sectores supuestamente evolucionados. Mucha gente no entiende el significado del Nunca Más y se opone a volver a caer “en una pálida”. Existen bolsones cavernícolas al estilo Baseotto, pero creo también que giran solos: están desprestigiados en la sociedad. Por suerte, el cine y el teatro siguen intentando debatirse a sí mismos, intentan llegar a una verdad para ellos. Celebro la existencia, por ejemplo, de Teatro por la Identidad. NICOLÁS CASULLO (ESCRITOR Y FILÓSOFO) El 24 de marzo fue el fin de una Argentina: el fracaso de un proceso de liberación en el que una generación había puesto lo máximo de sus ambiciones y su propia vida. Y fue el principio de una Argentina del miedo y la muerte comunitaria. Perduran: la hipocresía de haber admitido que para salvar a la sociedad había necesidad de miles de muertos, el fin de la fraternidad, la imposibilidad de superar el no te metás o el sálvese quien pueda. Nos quedó el país de la clandestinidad, en el que lo que acontece no está a la vista, la aparición de una Argentina delictiva y no sólo en el delincuente, sino también para el obispo, el periodista y el hincha de fútbol. La huella es una inmensa patología. Yo ejercería una crítica que en la Argentina no ha existido: ¿después de una catástrofe histórica se puede empezar así como si nada en el arte? Aquí rige un mito de la productividad: que se hagan muchas películas, que se filme, se pinte, se consiga el subsidio. Hay un festejo permanente de lo cultural y nadie se preguntó, en estos 29 años, si todo puede seguir igual después de los 30 mil muertos. Hay un festejo productivista, pero no hay preguntas críticas, filosóficas, estéticas sobre cuál sería la imposibilidad de hoy. ¿Cuándo el pasado deja realmente de pasarnos? Sólo nos importa que en un concurso literario haya 400 novelas para sentirnos los mejores del mundo. Ser los que la tenemos más larga. El comerciante puede seguir vendiendo fiambre, pero el arte remite a una crítica profunda de las situaciones dadas. Allí la cosa es más ingrata. Por Julián Gorodischer Fuente: diario “Página 12”

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Cuando el mérito no importa

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Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.


Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo.  Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico.  Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!

 

Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles.  Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan.  Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.

 

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Pobres Alberdi y Sarmiento.  Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria.  Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.

 

Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.

 

¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar.  El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.

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Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.

 

El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias.  Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.

 

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Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.

 

¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país.  ¿En serio?  ¿Se puede ser tan caradura?  Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?

 

También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio?  “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.

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Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos?  Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.

 

Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.

 

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Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.   

 

El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.

(*)  Rogelio López Guillemain

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Opinión

Reconvertir proyectos e innovar

POR MARIA EUGENIA MANCINI

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La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.


Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.

 

Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.

 

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También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.

Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.

 

Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables  y caminos nuevos para salir adelante.

 

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Pienso que un camino de desarrollo  es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.

 

Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo  foco en nuestros recursos y liderar.

 

Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos  el compromiso de crear un cambio duradero.

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Opinión

La “borocotización” de Alberto

(*) OPINIÓN

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Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner.  Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.


El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".

 

En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.

 

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La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo  a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.

 

Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.

 

Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.

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En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.

 

La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.

 

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(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.

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