La reunión cumbre de APEC (foro de Cooperación Económica Asia-Pacifico) en Seúl, Corea del Sur, que comienza este viernes en medio de fuertes protestas en ese país, es vista por algunos países, como México, como la oportunidad de “recalibrar” las expectativas de las negociaciones de la OMC para impedir un fracaso en Hong Kong y finalizar las negociaciones en el 2006, mientras que otros, como Canadá, dicen que en Seúl seguirán apuntando a mantener entera la agenda ambiciosa de la Ronda Doha.

(Milenio.com)- Pero una gran parte de APEC, como dice el columnista Tom Grimmer del matutino canadiense Globe and Mail, es “exactamente lo opuesto a su misión unificadora. Es sobre acuerdos que son discutidos al margen”, como el que Canadá discutirá con Japón para negociar un acuerdo de libre comercio. APEC sirve para crear contactos que llevan a acuerdos bilaterales, y la región asiática “ha venido produciendo acuerdos de libre comercio a un ritmo increíble. China y las naciones del sudeste asiático. Tailandia y Australia. Corea del Sur y Chile. Y la lista sigue creciendo. ¿BILATERAL O MULTILATERAL? Grimmer destaca el nudo gordiano de la liberalización comercial: es más fácil negociar bilateralmente o en pequeños grupos, que forjar grandes acuerdos multilaterales como la Ronda Doha. Pero los objetivos de APEC en su reunión de fundación en 1994 en Bogor, Indonesia, eran los de liberalizar el comercio y las inversiones en los países desarrollados de APEC en 2010 y entre los países en desarrollo en el 2020, un objetivo que el Instituto Lowy de Australia afirma ha sido abandonado por los países que “se unieron a la estampida global hacia acuerdos comerciales preferenciales bilaterales y subregionales”. Los países orientales, incluyendo a Rusia, están creando sus propias redes de comercio preferencial y de acuerdos de cooperación en seguridad, lo que presagia la formación de un bloque económico y el agudizamiento sobre el liderazgo regional entre Japón y China. Que las negociaciones de la OMC van por mal camino es algo cierto cuando algunos, como Grimmer, opinan que si bien la red de acuerdos bilaterales o entre pocos países “no es una buena cosa, un reagrupamiento más importante lo será”, incluyendo “el libre comercio dentro de bloques regionales”. La creación de bloques regionales sin reglas comunes mundiales, que sólo pueden provenir de la OMC, es una formula que no logró marchar en este hemisferio, más allá de América del Norte. Aun diluido, el ALCA no es una opción para los principales países sudamericanos si no hay un arreglo de los subsidios agrícolas y el acceso a los mercados, dentro o fuera de la OMC. En China –y en buena medida en otros países de Asia– la inserción en la globalización vía la liberalización comercial no implicó, como desean Estados Unidos, la Unión Europea y otros países occidentales, la aceptación de todos los valores occidentales. PROTECCIONISMO Al comienzo de las negociaciones que dieron nacimiento a la OMC, la liberalización a escala global era vista como el único remedio contra el principal mal del comercio internacional, el proteccionismo que los países ricos ejercen contra los pobres, que actualmente se manifiesta en los subsidios a la exportación de productos agrícolas y las medidas de apoyo interno, con derechos compensatorios y medidas antidumping, con impedimentos para el acceso a los mercados, y cada vez más bajo la forma del comercio administrado. El comercio administrado se traduce en la imposición de derechos compensatorios y antidumping y/o cuotas de acceso al mercado, aun para los países con los cuales se ha negociado la liberalización comercial o forman parte de los acuerdos de liberalización arancelaria de la OMC: durante 15 años Estados Unidos le aplicó esta receta a México –en el caso del cemento– y desde hace 20 años a Canadá –en la madera para la construcción–, y a muchos otros países en el acero, jugos de cítricos, azúcar y otros productos, y ahora se la está aplicando a China en ciertos productos textiles, y amenaza con ampliarla a otros rubros comerciales. Mientras la Ronda Doha está en terapia intensiva, según el Grupo de los 20 países (G-20) –entre quienes figuran China, India y Brasil– queda aun la esperanza de que los países que se han beneficiado del proteccionismo en todas sus formas reconozcan rápidamente la legitimidad de las reivindicaciones del G-20 y acepten eliminar los 231 mil millones de dólares anuales en subsidios y protección agrícola. Sin esta concesión el mundo experimentará otras alternativas e irá quizás hacia la formación de bloques comerciales, lo que presagia décadas de difíciles ajustes