Será el próximo martes. La protesta es contra un polémico modelo de contrato laboral para jóvenes. Busca combatir un alto desempleo juvenil, pero es rechazado por los universitarios y los sindicatos.

Huelga general para el próximo martes en Francia; movilización estudiantil para hoy en todo el país y marchas el jueves en París. Esa fue la respuesta de sindicatos y estudiantes al brazo de hierro del primer ministro Dominique de Villepin en su batalla por el polémico contrato del primer empleo (CPE), el instrumento con que el premier quiere combatir un desempleo del 48% en los suburbios, pero que los universitarios rechazan por considerar que los sumerge en la precariedad y el liberalismo. Los sindicatos, más estudiantes y liceístas decidieron ayer a la tarde esta “jornada de acción nacional”, con huelgas y paros en el lugar de de trabajo para responder al “No” de Dominique de Villepin al retiro del CPE. Los asalariados irán directamente a la huelga general al igual que los ferrocarriles. Los privados pararán en sus lugares de trabajo. Los estudiantes decidieron no quebrar el frente sindical y avanzar con más calma al concepto de la huelga general, que sus delegados votaron el domingo a la noche en la universidad en Dijon. “Preferimos encontrar un compromiso”, admitió Rene Valadon, secretario confederal de Fuerza Obrera. En un coreografiado comunicado común, un frente formado por una docena de sindicatos y agrupaciones estudiantiles sostienen que “después de la formidable amplitud de la manifestación del sábado 18 de marzo, que ha visto descender en la calle más de 1,5 millones de personas para obtener el retiro del CPE y ante la obstinación del gobierno , las organizaciones sindicales llaman a ampliar la movilización”. Así los sindicatos apoyarán la movilización de universitarios de este jueves y se suman en masa “a la jornada de acción interprofesional” del próximo martes. En el comunicado, los sindicalistas dan al gobierno francés una última oportunidad de salvar la cara. “El gobierno debe tener la sagacidad de salir de este “impasse” en el que se ha metido: debe retirar el CPE. Este retiro levantaría la hipoteca a la apertura de negociaciones por el empleo y el porvenir de los jóvenes”, sostienen. La decisión intersindical se adoptó después de anunciarse que un sindicalista de SUD-PTT estaba en coma por las heridas recibidas en el cráneo en la represión policial en plaza de la Nación, en los disturbios al final de la marcha del sábado. Según el sindicato, el militante de 33 años había sido violentamente castigado durante una carga de la policía antidisturbios, que en “en una actitud particularmente escandalosa se negó a llamar a los servicios de emergencia, por lo que (el sindicalista) permaneció inconsciente en la vereda durante media hora”. La Policía insistió en que el manifestante en cuestión participó de los disturbios. En el Eliseo y en las oficinas del primer ministro, la confirmación de la noticia produjo escalofríos, aunque había rumores desde el domingo del agravamiento del caso del herido. El miedo a un muerto es el gran temor desde que se iniciaron las manifestaciones contra el CPE. Todos recuerdan el “síndrome Malik Oussekine”, el joven muerto en 1986, después de una violenta paliza de los motociclistas de la prefectura de la Policía en una manifestación contra la ley Davaquet. La muerte de Malik forzó al levantamiento de aquél proyecto legislativo. Luego de las violentos disturbios de la marcha del 17 de marzo, el ministro Nicolás Sarkozy teme un final tenebroso por los devastadores efectos que podría tener sobre su carrera presidencial 2007. Sus instrucciones son un mensaje electoral: “Lo más tenue posible con los verdaderos manifestantes, lo más severo posible con los verdaderos delincuentes”, ordena. Algunos consideran que, ante la crisis del gobierno y sus discrepancias íntimas con De Villepin, Sarkozy prefiere partir del gobierno antes de lo previsto pero no en medio de la crisis. Su preocupación es desencantar a los jóvenes, que son necesarios para su campaña electoral positiva. Con 313 liceos y 60 universidades afectadas por el movimiento de protesta, el primer ministro De Villepin encuentra en “la firmeza” su estrategia. Ante el asombro de la oposición socialista, que no quiere heredar súbita mente esta crisis cuando aún no tienen ni siquiera un candidato presidencial de consenso. “Nadie quiere heredar este caos. De Villepin se ha encerrado solo en un laberinto sin salida y no sabe como salvarse. Es el producto de su inexperiencia política. No tiene otra alternativa que retirar el CPE si quiere destrabar la situación y zafar”, dijo un alto dirigente socialista, que pidió el anonimato. De Villepin multiplica sus ofertas de diálogo sin ceder. Rechazó el ultimátum estudiantil sindical después de la multitudinaria marcha del sábado y se reunió con los patrones industriales para discutir la inserción profesional de los jóvenes. Una autocrítica: lamentó la “incomprensión” que se ha desencadenado en torno al CPE, que él lanzó unilateralmente y sin debate con los partenaires sociales, a los que no ha contactado. Mañana recibirá a los diputados y senadores de su partido, que no están mayoritariamente de acuerdo con su intransigencia política. Por cuarta vez desde que se inició la crisis, el presidente Jacques Chirac salió a defender al gobierno con un lenguaje un poco ambivalente. “El compromiso de los días que vienen es abrir un diálogo constructivo y confiado que permita mejorar el CPE. Yo sé que es la voluntad del primer ministro y del gobierno y no puedo más que aprobarla”, dijo el mandatario en su apoyo a De Villepin. Las nuevas manifestaciones de estudiantes serán hoy martes en toda Francia, y el jueves sólo en París. Si se cree en las encuestas, el 71 por ciento de los franceses considera que el movimiento de protesta contra el CPE refleja una crisis social profunda, según los sondeos publicados en el diario Liberation. El 60 por ciento de los interrogados —en una encuesta publicada en el diario La Depeche de Midi— es hostil al contrato primer empleo.