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Signos Literarios

José Luis Díaz Granados

ENTREVISTA

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Colombia-Bogotá: ¿Cuál es el recuerdo más lejano que tienes de tu infancia? Creo que tenía unos tres o cuatro años y un día [no recuerdo si era de mañana o por la tarde] tuve conciencia de que yo era yo, mientras jugaba solo con una pelota blanca de caucho en el patio de mi casa del barrio Palermo en Bogotá.


Recuerdo nítidamente cómo la pelota saltaba repetidamente sobre el baldosín rojizo y se perdía lentamente por el zaguán que conducía al patio de la alberca. Súbitamente sentí que estaba vivo, que todo tenía sentido, algo así… Era muy temprano estar en Bogotá… Yo nací en Santa Marta, hijo de padres samarios, pero a la edad de 1 año me trajeron a Bogotá a una casa situada en el barrio Palermo donde viví 52 años…! Hasta mi viaje a Cuba. Ahora ‘me reparto’ entre el apartamento de Federico frente a la Javeriana y la casa de Gladys, mi esposa, en Santa María del Lago. ¿Cómo era esa Bogotá cuando empezaste a salir a la calle, a ver la gente, mirar los cerros?… Mi Bogotá en 1949 y 1950 era una ciudad sin edificios, muy bonita, con poca gente, poco sol, llovizna y hollín; llena de casas de ladrillos, parques y jardines con muchos pinos. Mis primos Rafael y José Stevenson jugaban en las divisiones inferiores del Independiente Santa Fe y me llevaban de la mano a ver a Chonto y a Pontoni en los partidos y entrenamientos. Desde El Campín se veían los cerros verdes, intactos, y a lo lejos, Monserrate y Guadalupe [a cada rato los rayos quebraban los brazos de la Virgen]. Con mi hermano Manuel íbamos los domingos a los matinales del Faenza, también a la Media Torta [vi a un niño de mi misma edad dirigiendo la Orquesta Sinfónica, llamado Robertico Denzi]; a retretas al Parque de la Independencia y a comer helados cerca del Venado de Oro [hoy Instituto Roosevelt]. El presidente era Laureano Gómez, muy amigo de mi abuelo materno, que era conservador, y mi papá, muy liberal, me asustaba diciendo que había carros fantasmas que perseguían a los enemigos del Gobierno. Los niños usábamos pantalones cortos y los domingos nos vestíamos con traje negro de vaquero de Hoppalong Cassidy. Los grandes usaban vestido de paño con chaleco, camisa de cuello duro, corbata y sombrero, y las mamás vestían sastre con falda larga y sombrero con velo y alfileres finos. Una Bogotá que se fue… ¿Cuál fue el primer libro que tuviste en tus manos? Aunque yo pertenezco a la generación cuyas primeras lecturas fueron las tiras cómicas [Dick Tracy, El fantasma, Ferdinando, Mandrake el mago y Benitín y Eneas], los primeros libros que tuve en mis manos fueron los 20 tomos del Tesoro de la Juventud, editados por la Jackson. Los años más felices de mi infancia están acompañados de las infinitas lecturas de tantas narraciones indelebles. También recuerdo un libro [que aún conservo] titulado Infancia de grandes hombres. Y varios libros de Constancio C. Vigil [Cartas a gente menuda, especialmente]. ¿Cuál fue la primera novela que te cautivó? Aventuras de Tom Sawyer. Cuando terminé su lectura duré varios días con sus noches en un fascinante estado de encantamiento. Pocas semanas después comencé a escribir, en un cuaderno rayado con un Esterbrook de tinta azul, una novelita que titulé Soledad en los mares, cuyas aventuras viví con tal intensidad a medida que la escribía que jamás he vuelto a experimentar esa sensación. ¿Qué películas recuerdas en el Faenza? Imagínate que El Espectador traía un formidable suplemento semanal [fundado por Álvaro Pachón de la Torre y Guillermo Cano, que se llamaba Dominical, aunque salía los viernes] y mi hermano y yo nos lo peleábamos para leer las tiras cómicas y recortar un cupón que nos permitía la entrada al Teatro Faenza el domingo y participar de innumerables festividades para niños. Recuerdo haber visto todas las películas de Lassie, La colina dorad, Tarzán y las amazonas, La carga de la brigada ligera, Eco de tambores, Ahí vienen los tanques, El manto sagrado y Hong Kong, con Ronald Reagan. Manuelito, mi hermano, se ganaba todas las rifas. Yo nunca me gané nada. Pero el goce de las películas me duraba en la mente largos meses. ¿Más Tarzán que las de vaqueros? Sí, porque era un héroe sobrenatural, altivo, lejano y solitario. Era un mito, una leyenda. Y siempre vencedor, con Jane y con Chita. Me tocó en suerte ver en los años de mi infancia, en la década de los 50, a los tres mejores protagonistas del personaje de Edgar Rice Burroughs: Johnny Weissmuller, Lex Barker y Gordon Scott, con sus respectivas compañeras: Brenda Joy y Maureen O`Sullivan, Virginia Huston y Vera Miles. De las películas de vaqueros me gustaban Hoppalong Cassidy y Roy Rogers, pero muy poco, casi nada… ¿Cómo era la cotidianidad cultura en el colegio? Tuve la suerte de que tanto en los colegios de primaria como en los de secundaria se privilegiaban los asuntos culturales, en especial los literarios. En la primaria estudié en un colegio dirigido por el profesor Samuel Camargo Uribe y su esposa, la educadora ecuatoriana Rebeca Hidalgo de Camargo. Ella nos enseñaba poemas, canciones, historias y leyendas del Ecuador. Allí declamábamos y pronunciábamos discursos exaltando a los próceres de la Independencia. Representábamos comedias y zarzuelas, lo mismo que cantábamos el vals Sobre las olas. En el bachillerato, a don Tito Tulio Roa, rector del Gimnasio Boyacá y profundamente conservador y católico, le fascinaban los poemas que yo escribía al estilo de la Canción de gesta de Neruda, donde exaltaba las luchas sociales en Colombia y atacaba a los yankis por el robo de Panamá. Don Tito fomentaba los centros literarios y los periódicos estudiantiles, y allí conformamos en 1962 el Grupo de Palermo con Pemán, Luis Fayad y Álvaro Miranda, entre otros. ¿Cuál fue la mejor infancia de aquellos grandes hombres? Indudablemente, la de Pablo Neruda cuando era Neftalí Reyes Basoalto. Vivió los años de su infancia en olor de poesía. Lo único que le importaba era pensar, leer poesía, imaginar, escribir… Se veía vivir mientras escribía. Escribía todo lo que observaba y cada instante era un deleite, era un hechizo sonoro, era un rayo de asombro…

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Signos Literarios

Primer concurso internacional de Poesía Japonesa “Tierra de Haikus”

LITERATURA

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En honor a los 120 años del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación firmado entre Argentina y Japón el 3 de Febrero de 1898, se lanzará el jueves próximo desde el Jardín Japonés (Buenos Aires) el primer concurso internacional de Poesía Japonesa “Tierra de Haikus”. La iniciativa es impulsada por la Fundación E Jendú Arte y Cultura, Imagen Diplomática, la Fundación “Andresito de las Misiones” y el Observatorio Social por la Paz y cuenta con el auspicio de la Embajada Japonesa en Argentina.


Las organizaciones que impulsan el certamen desarrollan sus actividades con miras a la reafirmación y expansión en todo el mundo de la Cultura de paz, con especial atención a la filosofía y los objetivos de Naciones Unidas, representados en sus distintos estamentos y agencias, como así también en sus diversos Programas, Fondos y Organismos, que tienen por principal causa el derecho de todos los pueblos del universo a la paz duradera y definitiva.

 

Este Primer Concurso Internacional tiene como objetivo principal la exaltación de la poesía en general y de la poesía japonesa en particular; al mismo tiempo que busca reafirmar el espíritu de confraternidad y amistad entre el Japón y la Argentina, en Honor y Homenaje a los 120 años del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación firmado entre ambos países el 3 de Febrero de 1898

 

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Vale señalar que el milenario Haiku, es una composición poética japonesa que consta consecutivamente de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas (diecisiete en total).

 

 

 

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Signos Literarios

Otra publicación en revista internacional para teórico correntino

FRANCISCO TOMÁS GONZÁLEZ CABAÑAS

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La propuesta de reforma democrática, “El voto anticipado” del autor Francisco Tomás González Cabañas fue publicada por la prestigiosa  Revista española de la transparencia, ISSN-e 2444-2607, Nº. 6,  del año 2018, en las págs. 102-104. Para el creador del índice democrático, herramienta que mide las prácticas democráticas en los distintos poderes de los distritos auditados, se trata de la publicación número quince por parte de revistas internacionales que imponen estándares de exigencia y de calidad para publicar desarrollos teóricos, que como en otras elaboraciones de González Cabañas  (voto compensatorio, gabinete ciudadano, cámara de dipunadores) sostienen novedosos criterios o categorías para remozar la democracia como la experiencia que puede, o debe, seguir siendo mejorada para representar, palmariamente, el gobierno del pueblo o de los ciudadanos.


“Al establecer la posibilidad de un voto anticipado, se conseguirían modificaciones sustanciales, giros copernicanos en la política cotidiana, que al constituirse en concomitantes, complementarias o en paralelo, con el voto o sufragio clásico y tradicional, de ningún modo significara una ruptura conflictiva, una instancia revolucionaria traumática, sino simple y llanamente la consolidación de la democracia misma, resignificando, desde lo electoral su definición histórica como etimológica.

 

El voto anticipado, permitirá que el ciudadano, en los tiempos actuales en donde considera un valor positivo el compartir sus gustos, preferencias y elecciones, ante sus semejantes, por intermedio de plataformas virtuales o de redes, haga lo propio con su preferencia electoral o política. El voto o sufragio clásico, que en varias aldeas occidentales, sigue amparado por ley, para que se lo respete en su condición secreta, fungió con utilidad hace décadas atrás, cuando las realidades sociales y existenciales no habían sido gravitadas por la explosión del mundo digital y de la cada vez más influyente inteligencia artificial. Sería más que una falta de tino el señalar, como se vio modificada la vida diaria del occidental promedio, de dos décadas a esta parte, más bien, es incomprensible como aún no se haya generado, hasta esta oportunidad, la posibilidad para que el ciudadano moderno, pueda hacer visible, pueda exteriorizar sus elecciones políticas, y en el caso de que lo decida que lo comparte y difunda, tal como lo hace con todos los otros (al menos tiene tal posibilidad) aspectos de su vida que no solo son considerados públicos, sino también áreas o zonas privadas”.

 

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Estos párrafos que hacen mención al desarrollo teórico de Francisco Tomás González Cabañas, publicados por la revista internacional de marras, evidencian el grado de audacia teórica, de arriesgada creatividad, sostenidas en giros arguméntales y en razonamientos acendrados en la historia del pensamiento que lo preceden al correntino, construyendo para sus consideraciones y categorías un sendero en donde seguramente tantos más que vengan con él o detrás suyo, erigirán bajo estos pilares una nueva consideración de lo político como de lo democrático.

 

 

 

 

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Signos Literarios

Publican obra de intelectual Correntino en revista de Literatura Peruana

FILOSOFIA

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El texto “Crónicas de Bosque” de Francisco Tomás González Cabañas, fue publicado en la Revista editada en el Perú “Dúnamis”, en su número  8 del año 9, correspondiente a Septiembre del año en curso.


Con la presente el autor suma 8 publicaciones en revistas internacionales (la mayoría de ellas especializadas en filosofía) en menos de un año, como dos libros de filosofía política publicados, uno de ellos (El Voto Compensatorio) editado en Alemania, y la aceptación a más de una veintena de diferentes congresos internacionales de diversas ponencias oportunamente enviadas y aceptadas.

 

Crónicas de Bosque, es un relato ficcional, que vislumbra una crítica social que encierran al autor en sinuosos laberintos de persecución e indiferencia por parte de quienes pretenden una sociedad sesgada, en donde las decisiones son tomadas por facciones con poder circunstancial y por tanto el ejercicio ciudadano y la vida democrática, pasan también a ser literatura o filosofía ficcional.

 

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CRÓNICAS DE BOSQUE

Se estima que tiempo antes de la existencia de los guaraníes nuestras tierras fueron habitadas por una civilización que ha dejado muy pocos rastros de su existencia. Alcanzando el grado de mito, como la célebre Atlantis, daremos cuenta, de la información que contamos acerca de la cultura que podríamos dar en llamar como de los “Gentereí”.

 

En un tiempo no precisado de la historia, en lo que actualmente se conoce como el litoral argentino, una cultura de peculiares características, tuvo su apogeo y extinción, bajo sinuosidades sociales y políticas, que en la actualidad nos pueden parecer, casi familiares y cotidianas, por lo que no es demasiado arriesgado suponer, que pese a los siglos transcurridos y por más que las evidencias materiales no sean contundentes, tenemos una carga genética o arrastramos signos de quiénes serían nuestros antepasados directos; los Gentereí.

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http://dunamitarte.com/2015/11/29/cronicas-del-bosque/

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