La reina del cine X triunfa en la televisión italiana, convertida en el epígono de su compatriota Cicciolina pero sin aspiraciones políticas.

(Edmundo.es) El nombre de Eva Henger resultaba impronunciable en los hogares italianos de bien. No exactamente por las dificultades que implica vocalizar un apellido extranjero, sino porque la musa húngara, epígono contemporáneo de Cicciolina, amén de compatriota, había curtido su trayectoria en la pasarela clandestina de la industria pornográfica. Ahora, en cambio, la moza se ha redimido en la televisión de Berlusconi (valga la redundancia) como madrina de un programa infantil y como presentadora de un espacio estelar en la noche veraniega de los viernes. La apuesta era bastante delicada porque algunas voces inquisitoriales habían desempolvado el pasado alternativo de la actriz Eva Henger, pero la audiencia ha dado a la razón a la ex pornodiva visto que el 30% de los espectadores se aviene a contemplarla solidariamente cuando aparece. Unos, los militantes, porque finalmente la observaban vestida o porque escuchaban su voz sin jadeos ni interjecciones. Otros, porque el programa en cuestión -Paperissima- aglutina un público incondicional. Incondicional a los vídeos domésticos donde suelen verificarse las proezas de las mascotas, la torpeza de los niños y la irresponsabilidad de los adultos. Normalmente mientras circulan en bicicleta, emulan a Tarzán en la piscina colectiva o celebran un cumpleaños apocalíptico. El de Eva Henger (33 años), en cambio, se ha producido cuando saborea los privilegios del podio en la televisión tricolore.No abjura de su pasado pornográfico ni de los premios obtenidos a cuenta de la ninfomanía profesional, pero lleva siete años alejada de los estudios y de los espectáculos eróticos porque estaba, justificadamente, cansada de tanta actividad fílmica. «Quería dar un nuevo enfoque a mi carrera y a mi vida. Antes rodaba películas X, ahora estoy en la televisión como presentadora en horario prime time. Bueno, en el fondo, todo es espectáculo y audiencia, ¿no?», se preguntaba con cierto sarcasmo la presentadora de Paperissima. Ahora resulta que el programa de televisión ha engendrado una extraordinaria curiosidad entre los italianos que nunca habían tenido en cuenta la filmografía pretérita de Eva Henger. Incluidos algunos clásicos del repertorio como Peccati di gola (Pecados de garganta, textualmente), La manzana de Eva y Caprichos en la retaguardia. Los productores del sector lamentaban que la musa húngara se hubiera marchado a la televisión, pero ahora se regocijan con los efectos secundarios del acontecimiento. Tanto, que los DVD y las páginas web relacionadas con la estrella han desarrollado un volumen de negocio superior al que se producía en tiempos de extenuante actividad. El pasado se presenta en el presente de Eva Henger, pero la actriz, orgullosa de haber conquistado el título de miss Hungría a los 17 años, no quiere embarcarse en ninguna regresión. Porque sus dos hijos van al colegio, porque tiene a su cuidado una colección de osos de peluche (200) y porque se ha cansado de representar un papel transgresivo. «La normalidad me resulta aburrida, a mí lo que me gusta es el exceso», dijo en los años dorados de la pasión. Seguramente ha escarmentado con el ejemplo de Cicciolina, cuyos 54 años han servido de excusa para someterse a una intervención pectoral -ahora usa una talla… más- y para virar hacia nuevos horizontes profesionales. Quiere matricularse en la universidad, estudiar Psicología y convertirse en una sexóloga. El problema es que los sueños de la actriz se han topado con la realidad o con la pesadilla. Además, Cicciolina comienza a experimentar los síntomas característicos de un fenómeno anacrónico.Por eso, Henger se aferra a su audiencia. Casi seis millones de italianos la contemplan sin la necesidad de mostrar su cuerpo desnudo ni de proferir las obscenidades del repertorio. Ahora su nombre puede pronunciarse en los hogares de italianos de bien. LO DICHO Y HECHO «La normalidad me resulta muy aburrida, a mí lo que me gusta es el exceso» 1972: Nace en la localidad húngara de Pincehely, hija de padre músico y madre bailarina. 1989: Se proclama miss Hungría. Antes había trabajado como enfermera. 1990: Modelo de pasarela en la colección de las hermanas Fendi. 1993: De este año en adelante se suceden sus películas eróticas. Muchas de ellas producidas por su marido, Riccardo Schicchi. 1998: Decide retirarse del porno. 2005: Debuta como presentadora en Canale 5.