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Opinión

Lavagna se queda, pero la política económica la fija el presidente

ALBERTO FERNÁNDEZ, HOMBRE CLAVE DEL GABINETE K (*)

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Los nombramientos polémicos. Las alianzas con la vieja política. La tensión con el Ministro de Economía. Los Superpoderes. Los fondos de Santa Cruz en el exterior. Los planes para extenderse en el tiempo con Cristina Kirchner. La publicidad en los canales de TV. ¿Cambió algo en términos de poder real?.


Es difícil envidiarle la oficina a Alberto Fernández. Es amplia, tiene varios teléfonos, una vista que con algo de esfuerzo llega al río, dos secretarias leales y eficientes, y desde allí se toman decisiones centrales para la política Argentina –como la designación de Graciela Ocaña en el PAMI o de Martín Redrado en el Banco Central, entre muchas otras cosas. Pero esa oficina tiene un defecto que, en realidad, es una puerta por donde en los momentos menos pensados aparece Néstor Kirchner, un hombre, que como mínimo, es demandante. Por eso Fernández está un poco más ojeroso y con algunos kilos más que cuando asumió y decía “mi vida política ya se justifica por haber ayudado a Kirchner a llegar a la presidencia”. Sin embargo para un mortal cualunque sería bastante sufrido, para Fernández han sido “casi dos años inigualables”. El día que se realizó la entrevista es viernes y, por suerte, Kirchner no está en la Casa Rosada. Fernández puede hablar tranquilo y acepta discutir, por primera vez con tiempo, los aspectos más discutibles del gobierno que integra: la designación de Redrado, la distribución de la publicación oficial, los acuerdos con la vieja política, la información confusa sobre los fondos de Santa Cruz, entre otros. “Muchos de sus planteos son injustos y forzados. Reflejan la injusticia con que muchas veces se trata a nuestro gobierno”, argumentará Fernández en medio de la entrevista. – Empecemos por lo que parece más urgente ¿Se va Lavagna? ¿Lo están empujando para que se valla del Gobierno? – Primero: Lavagna no se va. Va a seguir. Es un hombre clave para el Gobierno. Segundo: los elementos centrales de la política económica está claro que los define el presidente Kirchner. -En los últimos tiempos, algunos analistas han comenzados a comparar al Peronismo actual con las mejores épocas del PRI mexicano: una organización que sobrevive a todo, que produce recambios con tal de seguir en el poder, y que es capaz de defender sus discursos contrapuestos a través del tiempo. Quienes sobreviven dentro de ella, no importa lo que hayan hecho, siguen en el poder. ¿Cómo califica esa percepción? – No estoy para nada de acuerdo. Me parece una visión muy tremendista. Hasta la llegada de Kirchner al poder, la Argentina fue gobernada por una clase dirigente que fue congelada en 1976. Volvieron en 1983, eran casi los mismos –Alfonsín, Luder, Cafiero, Menem, De la Rúa- y se perpetuaron hasta que llegó Kirchner. Ahora gobiernan los que fueron perseguidos: no los que estaban en el balcón el 25 de Mayo de 1973, sino los que estaban en la plaza. Eso es lo que representa Kirchner. Si lo mira así, tiene más de ruptura que de continuidad, aunque también tiene continuidad porque, repito, esto es la Argentina, el mismo país. No están los mismos que en los ´90. Están Ocaña, Bonasso, Nun, el mismo Di Tella, Lanusse, Filmus, Bielsa hasta el propio Lavagna. Es muy difícil sostener que gobiernan los mismos, que es solo un cambio de capa geológica. Usted no lo dice quizá por educación, pero elípticamente se está refiriendo incluso a mi caso: yo me fui del gobierno en el ´95 en desacuerdo con la reelección de Menem… -Me interesa llegar a su caso, pero antes prefiero referirme al de Kirchner que me parece más paradigmático. Él cuestionó a Menem pero aprobó la privatización –nada menos- que del petróleo, del banco, de la mina, apoyó la reelección. Es muy difícil, salvo en la retórica, verlo separado de la década del ´90. Estaba en la segunda línea, pero estaba, como gran parte de su gobierno. – Ese es un planteo injusto que refleja claramente la injusticia con que muchas veces se lo trata. No se le puede pedir a un gobernador que construya una isla en su provincia. Sin embargo Kirchner realizó una política activa cuando fue gobernador, a diferencia de lo que ocurrió en el resto de las provincias. Por eso en Santa Cruz hay menos pobreza que en cualquier otro lugar del país y la distribución de ingreso es más la justa de la Argentina. Privilegió en su provincia lo que no se hacia a nivel nacional: el Estado era activo en la defensa de los derechos de la gente. Ahora, si un banco es una carga demasiado pesada no es un delirio ni un signo de complicidad decidir su privatización. ¿O sí? – Supongamos, por un momento, que Kirchner represente un cambio en serio. ¿Por qué acuerda entonces con los gobernadores? Me parece que, en caso de haber habido una renovación, fue solo en la cúspide de la pirámide. De ahí para abajo todo sigue igual. – En el 2003. los gobernadores llegaron al poder, o se mantuvieron en él, gracias al voto de la gente. ¿Qué debería hacer un presidente? ¿Qué le pide usted? ¿Qué valla a hacer campaña contra los dirigentes elegidos? Es una posibilidad. No me parece que sea aplicable como dogma. Alguno de esos gobernadores ganaron holgadamente. Yo creo que en la Argentina se ha iniciado un proceso de cambio. Pero no es automático, ni lineal. Mientras tanto, yo no conozco mejor método hasta acá que ver cómo vota la gente. – Podría explicar por qué designaron a un hombre tan cuestionado como Martín Redrado al frente del Banco Central? – ¿Cuestionado por quién? – ¿Prefiere que le enumere? – Le respondo, primero, su pregunta. Martín Redrado es un buen funcionario. Lo hemos visto trabajar un año y medio en Cancillería. Es eficiente, y capaz de conducir un Banco Central comprometido con el presidente Néstor Kirchner. Durante la historia reciente se decía, como si fuera una verdad revelada, que la economía de un país no era un área donde se pudiera meter un presidente, que debía ser autónoma, un territorio para técnicos. Y, dentro de la economía, se incluía la administración del Banco Central. Nosotros no pensamos así. El poder democrático tiene la obligación de contar con armas para conducir el proceso económico. Las directrices de la política económica, hoy, las marca Kirchner, que sigue a diario la negociación de la deuda externa, como sigue a diario la evolución de la recaudación fiscal o de las reservas del Banco Central, Redrado, en este caso, es absolutamente funcional. – ¿No hay nada que le haga ruido en el estómago? ¿Usted leyó que él mismo escribió que, antes de asumir en la Comisión de Valores, en 1991, le pidió permiso a José Alfredo Martínez de Hoz, Roberto Alemann, Guillermo Walter Klein, es decir, todo el equipo económico de la dictadura? ¿Leyó que también consultó con sus amigos, por ejemplo, Moneta? – Yo no puedo responder por la historia de Redrado. En definitiva, él tendrá que entender, y lo entiende mejor que yo, cómo funciona el esquema de poder en la Argentina de hoy. – O sea que si un funcionario salta el Jordán y obedece no importa su pasado. – Yo no dije eso. Depende cuál sea su pasado. Usted me señala que Redrado estuvo vinculados con personajes que, para usted y para mí, no han sido buenos para la historia argentina. Pero no estamos hablando de una historia que sea floja en materia moral. – No es lo que piensan en la Oficina de Anticorrupción y la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas sobre su manejo de fondos reservados. – No hablo de temas judiciales. Redrado siempre explicó que es una causa armada para… – Sin embargo… – Perdón, ¿vamos a hablar mucho más sobre Redrado? – No es un tema menor. Así como la designación de Zaffaroni despertó enormes esperanzas en mucha gente, la de Redrado juega un rol inverso. – Admitamos que Redrado, en este tiempo, ha evolucionado y ha sido muy buen funcionario tanto durante la gestión de Duhalde como durante la de Kirchner.. Ha hecho muchísimo y de manera eficiente. Yo entiendo que pase la historia de Redrado en contra de él. Pero tiene, básicamente, un rol técnico que cumplir y lo hace bien. Así debe ser medido. – Pero le dieron un cargo en el central. – Démosle una dosis de confianza. En todos esos cuestionamientos subyace una idea que necesita ser debatida. A mi entender, la Argentina se construye con los argentinos que existen. Mientras crecen nuevas generaciones, no se puede gobernar sino con los que fuimos formados en décadas pasadas. Lo contrario es voluntarismo puro. Mire: durante varias semanas se me criticó por lo de los superpoderes. ¿Usted sabe quienes votaron los superpoderes de Cavallo en el 2001, cuando estaban en el Frepaso? Fernando Melillo y Carlos Raimundi, quienes hoy son los presidentes del ARI en la Capital y la provincia de Buenos Aires. Es perverso invadir las posiciones actuales de ellos en base a su trayectoria, como es perverso invadir las del Gobierno. La Argentina se construye con los argentinos que existen. Los argentinos que existen no vivían en otro mundo en ese tiempo. – Pero… – …Es un hombre eficiente y necesario. Punto. – ¿Cuál es la razón por la que no explican claramente que pasó con los fondos de Santa Cruz? – No fui parte de ese gobierno y solo me animo a opinar como alguien que vio las cosas desde Buenos Aires. ¿Cómo es posible que la Argentina esté tan confundida que quiera averiguar cómo evolucionan los 500 millones de dólares que ahorró una provincia y no cómo se malgastaron sumas muy superiores en otras provincias? Es raro que todos se preocupen por lo que hizo Kirchner, que es el único que ahorró… – No es raro. Es el Presidente. – El segundo tema raro es que está todo clarísimo. La evolución de los fondos ha sido aprobada por la legislatura de Santa Cruz, en todos los presupuestos, por el tribunal de cuentas, por la Secretaría de Hacienda. Hay documentos públicos y nadie se toma el trabajo de buscarlos. – Alberto: usted se sonreiría di un funcionario de La Rioja le explicara que todos los organismos de la provincia aprobaron determinado manejo sospechoso de fondos. – Pero no es el caso. Ese dinero fue ahorrado y están todos los documentos. Y, año tras año, la Legislatura aprobó su evolución. Esos 500 millones representan hoy cerca del doble del presupuesto anual de la provincia. ¿Usted cree que se pueden esconder? Kirchner, en su momento, llevó los fondos al exterior para preservándolos de lo que en ese momento era una eventual debacle de la economía… – Como lo hicieron miles de argentinos a los que siempre se criticó… – La diferencia es que Kirchner sacó el dinero en blanco, no en negro. – ¿Qué tenía que hacer Aldo Ducler manejando ese dinero? – Ese es otro tema que se difunden sin ninguna responsabilidad. Ducler no manejaba ese dinero. Quien manejaba esos fondos era una empresa que es el mayor suscriptor de letras de tesorería de los Estados Unidos. Ducler era el representante legal de ellos en la Argentina. Pero el acuerdo se hizo directamente allá. Me aterra que aya tan poco vocación por descubrir la verdad. Se ha hablado de inversiones en bonos rusos, y todo tipo de pavadas. El dinero está. La provincia lo va a traer y se terminará la discusión. – ¿Cómo convence a alguien, un año y medio después, de que la Argentina empezó un periodo realmente distinto? Los factores de poder empresarios, los sindicalistas, los dirigentes intermedios, son todos los mismos. -Han cambiado muchas cosas en el país. Cambió la Corte Suprema, se empezó a discutir de otro modo con los organismos internacionales, se revitalizó la política, cambió la política internacional. Hemos recuperado el criterio de la defensa de los derechos humanos. Todo esto lo hizo Kirchner. Tiene muy en claro la Argentina que quiere y qué es lo que tiene que hacer para alcanzarla, que debe hacer pequeños golpes distributivos y promover el consumo interno. Si usted propones esto en una mesa de economistas, salen todos disparados. Pero él la impone y finalmente la Argentina crece ocho o nueve puntos por año y, en el mes de diciembre, logró que un rico gane solo 19 veces más que un pobre, la brecha más chiquita de los últimos quince años, según un último relevamiento de Artemio López. – ¿Todo depende de una solo persona? – Kirchner tiene un peso superlativo. – ¿Es un cambio tan endeble que depende de una sola persona? – No, bueno, lentamente, al lado de Kirchner, vamos formando gente, otros dirigentes. Pero él es central, porque para él las empresas políticas no tienen límites. Yo soy parte de una generación que deambuló por la política buscando alternativas de cambio. Seguramente habré tomado opciones que no fueron las más felices, pero siempre busqué eso: una Argentina con más equidad. Nunca fui un corrupto, nunca aplaudí a los genocidas. Kirchner te transmite la sensación de que se pueden cumplir nuestros ideales, después de tantos años. – Explíqueme la obsesión de ustedes por los superpoderes. – No es ninguna obsesión. Es una necesidad elemental y me parece que no es un tema de la gravedad que algunos le han adjudicado. Durante todo el año pasado yo tuve esos superpoderes, y sólo modifiqué el 0,25 % de las partidas. La mayor parte de eso fue para financiar las inundaciones en Santa Fe. ¿Qué debería hacer en un caso así? ¿Someterlo al debate parlamentario? Corro el riesgo de perder tiempo y generar un conflicto entre varias provincias. Yo puedo ser removido por el Congreso. Debo ir a responder preguntas una vez al mes. Desde que asumí, los legisladores me hicieron alrededor de tres mil preguntas; ninguna de ellas era sobre los supuestos superpoderes. no es tan dramático. – ¿Usted propondría un cambio permanente en la estructura legal argentina, para que los superpoderes del jefe de Gabinete sean para siempre y no ante una emergencia? – Sí, sería razonable. – ¿No le resulta un gesto de nepotismo la idea de imponer a Cristina en la Provincia de Buenos Aires? – ¿Por qué? Nadie puede dejar de reconocerle a Cristina que es una militante y dirigente de toda la vida. Nación en Buenos Aires, vive desde hace tiempo en la Capital y tuvo una larga vida política en Santa Cruz. Puede ser candidata en cualquiera de los tres distritos. no digo que vaya a ser así, pero no veo ningún reparo ético. – no conoce ni las calles de la provincia de Buenos Aires. ¿Es necesario que sea justo la mujer del Presidente? – Cristina es una dirigente autónoma, con mucha experiencia propia, con un presente que no es el resultado de ser la mujer del Presidente. Es una dirigente que estudia como pocos senadores, muy dedicada a su tarea, de una inteligencia extraordinaria. Es definitivamente una mujer diferente que representa la posibilidad de que la Argentina cambie. – Qué pareja, ¿no? – ¿Qué me quiere decir? – Digo, los Kirchner. Parecen la unión de dos almas celestiales. – Usted ironiza, pero son datos de la realidad. No conozco ninguna dirigente política con las características de Cristina Kirchner y ningún dirigente con las características del Presidente. – Usted ya se imagina 16 años en el poder, ¿no? – ¿Cómo 16 años? – Si. Ocho de Néstor y otros ocho de Cristina. – Yo sé que le va a sonar raro. Pero quiero que en el cuarto año, cuando este por terminar con este mandato, yo pueda salir de la Casa Rosada y que la gente me mire con afecto, como diciendo: “Este tipo hizo lo que tenía que hacer”. Eso imagino. – ¿Y Kirchner? ¿Imagina dieciséis años? – Pregúnteselo a él (*) Recibido por Corrientes al Día de Ernesto Tenembaum.

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Opinión

Cuando el mérito no importa

OPINIÓN (*)

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Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.


Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo.  Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico.  Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!

 

Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles.  Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan.  Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.

 

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Pobres Alberdi y Sarmiento.  Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria.  Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.

 

Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.

 

¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar.  El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.

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Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.

 

El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias.  Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.

 

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Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.

 

¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país.  ¿En serio?  ¿Se puede ser tan caradura?  Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?

 

También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio?  “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.

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Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos?  Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.

 

Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.

 

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Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.   

 

El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.

(*)  Rogelio López Guillemain

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Opinión

Reconvertir proyectos e innovar

POR MARIA EUGENIA MANCINI

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La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.


Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.

 

Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.

 

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También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.

Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.

 

Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables  y caminos nuevos para salir adelante.

 

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Pienso que un camino de desarrollo  es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.

 

Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo  foco en nuestros recursos y liderar.

 

Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos  el compromiso de crear un cambio duradero.

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Opinión

La “borocotización” de Alberto

(*) OPINIÓN

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Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner.  Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.


El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".

 

En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.

 

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La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo  a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.

 

Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.

 

Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.

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En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.

 

La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.

 

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(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.

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