La comunidad educativa universitaria del Paraguay ha reaccionado con estupor ante el nombramiento de un connotado colaborador de la dictadura neo nazi y pro-Washington del general Stroessner, el Dr. José Antonio Moreno Ruffinelli, como Rector de la Universidad Catolica de Asunción. La novedad causó indignación sobre todo en el ámbito de los luchadores por los derechos humanos.

El Dr. Martin Almada, Defensor de los Derechos Humanos, declaró a la prensa que se encontraba profundamente indignado y que resultaba chocante que se siga promoviendo a personeros de un pasado funesto en Paraguay, como el caso de Moreno Rufinelli. También declaró con ironía que a “partir de ahora la UCA (Universidad Católica de Asunción) estara mas cerquita de George W. Bush y muy lejos de Dios, mas cerca del neoliberalismo en franca derrota que cerca de la doctrina social de la Iglesia”. El Dr. Almada, denuncio públicamente los antecedentes non sanctos de Moreno Ruffinelli durante la dictadura stronista, que a pesar de su oscuro pasado es defendido con uñas y dientes por ciertos periodistas vinculados a la ultraderecha paraguaya. Una conocida periodista del diario maccartista ABC color, la columnista Pepa Kostianovsky, incluso ha dedicado elogios al citado represor en uno de sus libros. Almada también expresó que los que “nos negaron el derecho a la vida y a la libertad hoy gozan de ellas como si nada hubiera ocurrido”. En el marco de la impunidad cito a Hiran Delgado Von Leppel, ex Presidente de la Corte Suprema de la dictadura, Juan Manuel Morales, “Agente Confidencial” o simplemente soplón de Pastor Coronel, y Juan Jose Benitez Rickman, que allanó la Biblioteca de la Universidad Católica en 1977, y secuestro libros supuestamente subversivos. Todos estos personajes han querellado a Martín Almada por sus acusaciones, aunque éstas sean fácilmente comprobables, y el luchador por los derechos humanos sufre de esta manera un permanente hostigamiento. De esta manera, de ser perseguido por el ejército y la policía, Almada pasó a ser perseguido por un caduco aparato judicial inquisitorial, rémora de un funesto pasado. Maestros del camaleonismo político, muchos de estos represores vinculados a Stroessner lograron mimetizarse en el entorno del clérigo-presidente Fernando Lugo, cuya candidatura apoyaron financiera y electoralmente. Almada también lamentó que la comunidad universitaria paraguaya sea tan complaciente con los torturadores y tan implacable con sus soñadores. Martín Almada, una víctima de la represión en la década de 1970, ganó fama internacional cuando a fines del año 1992 fue responsable del hallazgo de los Archivos del Terror de la dictadura del general Alfredo Stroessner, documentos con los cuales pudo comprobarse la existencia del Pacto Criminal conocido como Operativo Cóndor entre las dictaduras sudamericanas en la década de 1970. También se constató que el aparato represivo de las dictaduras estaba indisolublemente ligada a la presencia norteamericana en la región. La embajada norteamericana de Asunción constituyó por mucho tiempo el Centro de Operaciones encubiertas de la CIA en Sudamérica, desde que en octubre de 1956 fueron asignados en Washington los especialistas para organizar la represión en Paraguay, en una reunión en la que apareció uno de los principales dirigentes que apoyaron al obispo Fernando Lugo, el doctor Oscar Ynsfrán. La relación de Ynsfrán con la siniestra presencia norteamericana en Paraguay puede constatarse en un memorando fechado en Washington el 8 de Octubre de 1956, en el que se asigna al coronel Robert K. Thierry como asesor de la temible Policía política de Stroessner. El clérigo presidente, que llegó al poder apoyado por una constelación de movimientos que en su mayor parte recibieron financiación de la embajada norteamericana a través de USAID, NED y la IAF, no ha dado señales claras con respecto a sus intenciones sobre la presencia norteamericana en Paraguay, presionado por estos compromisos. Mas bien, recientemente negó en Bolivia la existencia de militares norteamericanos en territorio paraguayo, algo que es muy conocido desde hace bastante tiempo por la opinión pública. El profesor de la Universidad de Long Island, Patrice McSherry, descubrió hace pocos años un cable enviado en 1978 al secretario de estado Cyrus Vance por el embajador en Paraguay Robert White, donde éste confiesa que los gobiernos que participaban del Operativo Cóndor mantenían contacto entre sí a través de una base militar norteamericana en la zona del canal de Panamá. La unidad era un observatorio desde el cual el imperio monitoreaba de cerca el terrorismo de estado que asolaba el Cono Sur. A pesar de existir un cúmulo de documentación desclasificada por el mismo gobierno de Washington, que prueba la participación de los Estados Unidos como inspirador y financista de la represión y el terrorismo de estado, el representante de George W. Bush James Cason ha negado reiteradamente que su país haya estado involucrado con las dictaduras latinoamericanas. (*) Recibido por Corrientes al Día desde Asunción del Paraguay