Mundo Zoo
Mayores son más sabias
LAS ELEFANTAS
Si en muchas culturas las personas mayores son muy respetadas, también lo son en el reino animal.
(Noticias.latam.msn.com) Pero los elefantes parecen prestar más atención a las elefantas de más edad, según sugiere un estudio.
Los científicos encontraron que los elefantes siguen a las hembras, especialmente cuando escuchan el sonido de un depredador que se acerca.
El equipo de investigación supervisó las reacciones de los elefantes africanos cuando oyeron el sonido de leones rugiendo.
Cuando se trataba de un grupo de animales con una líder femenina o matriarca, los elefantes se organizaban muy rápidamente a la defensiva formando un grupo, al oír a un león macho.
Los hallazgos fueron publicados en la revista especializada Proceedings of the Royal Society B.
Los investigadores ya sabían que las elefantas más viejas juegan un papel muy importante en sus grupos sociales.
Pero en este estudio, dirigido por Karen McComb y Shannon Graeme, de la Universidad de Sussex en el Reino Unido, los científicos lograron poner esto a prueba en un entorno natural.
El experimento
Para llegar a este hallazgo, los investigadores grabaron los rugidos de leones, y separaron los sonidos de leones machos y leonas hembras.
Luego utilizaron altavoces para reproducir estos sonidos a 39 grupos de elefantas en el Parque Nacional de Amboseli, en Kenia.
Los grupos con líderes femeninas de mayor edad, o matriarcas, respondieron muy rápidamente a los rugidos de los leones machos. Los animales se detuvieron a escuchar con atención, y a continuación, se amontonaron para defenderse.
“Los leones machos representan una amenaza muy real para los elefantes”, afirma la doctora McComb. “Son capaces de derribar a una cría, incluso cuando atacan solos”.
En cambio, es poco probable que las leonas hembras ataquen a un elefante, a menos que estén en un gran grupo, y los investigadores encontraron que las elefantas mas viejas eran capaces de distinguir entre el sonido de un león macho y de una leona.
Los grupos compuestos por elefantas de más edad eran mucho más hábiles a la hora de formar esta especie de “pelotón defensivo”, e incluso, de acercarse agresivamente al altavoz cuando se les proyectaban los rugidos de los leones machos.
En cambio, “las matriarcas más jóvenes no parecía tan preocupado por los leones machos como deberían,” comenta la investigadora Karen McComb.
“Creemos que esto se debe a que las más jóvenes no han tenido suficiente contacto con esta amenaza, ya que los leones no atacan a los elefantes muy a menudo”, agrega.
Edad y experiencia
El equipo de científicos británicos tiene ahora el reto de descubrir qué hacen exactamente las elefantas más experimentadas, para desencadenar esta respuesta tan coordinada.
“No emiten señales de voz fuerte. Creemos que aplican señales muy sutiles con su cuerpo y su postura, y también estamos buscando vocalizaciones suaves”, agrega.
En investigaciones previas el equipo había encontrado que las elefantas mayores, y al parecer más sabias, eran más capaces de saber si otros elefantes eran “amigos” o intrusos en sus grupos sociales.
Josh Plotnik, de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, quien ha estudiado el complejo comportamiento social de los elefantes asiáticos, dijo que los resultados eran “muy emocionante” y que tenía implicaciones para futuros estudios sobre una gran variedad de especies que viven en grupos.
“Mi experiencia con elefantes asiáticos sugiere una tendencia similar,” dijo a la BBC.
“Las elefantas más viejas parecen mucho más alerta de las amenazas potenciales que las más jóvenes, lo que probablemente es debido a una mayor experiencia con una mayor variedad de presiones ambientales”.
Lo más interesante de este estudio fue, según su investigadora principal, la capacidad de los elefantes de establecer, con rapidez y precisión, la diferencia entre el rugido de un león macho y un león hembra.
“Las diferencias son muy sutiles. Para nosotros los humanos es muy difícil distinguirlos”.
Según la científica, este estudio también demostró la necesidad de conservar y proteger a los animales de más edad.
Dos cachorros de yaguareté nacieron en el Centro de Reintroducción que funciona en el Parque Iberá, Corrientes. Los cachorros y su madre se encuentran en el corral más grande del centro por lo que, en general, no son avistados. El equipo técnico de la Fundación sospechaba que se podría haber producido el parto por comportamientos de la hembra, pero no fue hasta la semana pasada que pudieron confirmarlo, al registrar a dos cachorros en videos de cámaras-trampa.
Magalí Longo, a cargo de los proyectos de reintroducción de especies en la isla San Alonso, donde se encuentra el Centro de Reintroducción de Yaguareté, contó que “teníamos indicios de que la hembra había parido, ya que pasaba mucho tiempo en un mismo sector del monte que se encuentra al norte del gran corral. Un día pudimos observarla y vimos que tenía los pezones hinchados, signo bastante inequívoco de que habría parido, pero no sabíamos cuántos cachorros ni si habrían sobrevivido. Ella es madre primeriza, así que tampoco era raro que perdiera la camada”.
La confirmación llegó unas semanas después. Pablo Guerra, a cargo del manejo de los yaguaretés en el Centro mencionó que “habíamos puesto cámaras-trampa para tratar de confirmar el nacimiento. Y después de varias semanas sin ningún registro pudimos observar a los dos cachorros. Cuando vimos los videos saltamos de alegría y emoción. Estimamos que tienen entre uno y dos meses y aparentan estar en perfectas condiciones”.
Después de esta observación ya no volvieron a verlos, pero se espera que pronto realicen caminatas más extensas siguiendo a su madre y sean más fáciles de avistar. Los cachorros observados son dos, que es el número usual de crías que tienen los yaguaretés. La madre de los cachorros es Mariua y el padre Jatobazinho, quien se mantiene en otro enorme corral, separado de la madre y sus cachorros. Ambos ejemplares tienen un origen silvestre y provienen de Brasil, de donde fueron rescatados, de cazadores furtivos en el caso de Mariua, y en muy malas condiciones físicas Jatobazinho.
Sebastián Di Martino, director de conservación de la Fundación Rewilding Argentina destaca la colaboración de las instituciones del país vecino, especialmente del Instituto Brasilero del Medio Ambiente (IBAMA) y de las organizaciones NEX y Onçafari, que recuperaron a los animales y luego los enviaron a Argentina.
“El nacimiento de estos cachorros es un paso muy importante para el proyecto. Desde el año 2012 estamos trabajando en Iberá tratando de regresar al depredador tope a este ambiente, 70 años después de haberse extinguido en la provincia de Corrientes. Es un proyecto a largo plazo cuya ejecución demandará varios años más, pero estamos en buen camino y desde hace un año trabajando en la fase de liberación progresiva”, comentó Sebastián.
El yaguareté es el máximo depredador de Sudamérica y, como tal, cumple con un rol ecológico clave para el mantenimiento de los ecosistemas donde habita. Al desaparecer, desaparecen también estas funciones y los ambientes naturales degradados pierden, en buena medida, la capacidad de brindar agua y aire de calidad, de mitigar el cambio climático o de prevenir la aparición de nuevas pandemias. Con la desaparición del yaguareté perdemos cultura y oportunidades de desarrollo local, ya que la observación de fauna se puede convertir en un motor de la economía, como ha pasado en otros lugares de la región (por ejemplo, el Pantanal brasilero) o en el mismo Iberá.
El proyecto se lleva en forma conjunta entre la Fundación Rewilding Argentina, la Provincia de Corrientes y la Administración de Parques Nacionales.
Ayudanos a elegir un nombre para los pequeños cachorros
Fundación Rewilding Argentina invita a todas las personas a participar en la selección de los nombres para la nueva generación de yaguaretés correntinos. A partir del lunes 23 de noviembre, podrán elegirse en la cuenta de Instagram de @rewilding_argentina los nombres para los pequeños cachorros silvestres del Parque Iberá. Los nombres más votados serán publicados en el día internacional del yaguareté, el 29 de noviembre.
Mundo Zoo
Guacamayos rojos, libres y silvestres, por primera vez en más de 150 años en Argentina.
PARQUE IBERÁ
Los colores y sonidos del Guacamayo rojo, que alguna vez inundaron los cielos del norte argentino, se sienten cada vez más fuertes en el Parque Iberá: Una pareja de guacamayos rojos sacó adelante 3 huevos, que eclosionaron y dieron lugar a los tres primeros pichones silvestres en libertad—algo que no ocurría probablemente hace más de 150 años en nuestro país.
Desde 2015, en Fundación Rewilding Argentina emprendimos el trabajo para recuperar esta especie clave extinta en toda la Argentina. Hoy, el Guacamayo rojo está volviendo a cumplir su rol ecológico de ""creador de bosques"", a través del rewilding.
El nacimiento de estos pichones silvestres en Parque Iberá es un gran paso para la recuperación de la especie en Argentina, y refuerza nuestra convicción de que el rewilding es una herramienta que inspira esperanza en medio de la profunda crisis de biodiversidad que enfrenta el planeta.
En el Día Mundial de la Protección de la Naturaleza, este evento demuestra que proteger los ecosistemas, y trabajar activamente para recuperarlos, son estrategias que alumbran el camino hacia una economía restaurativa en la que las comunidades locales, inmersas en un entorno revitalizado, prosperan a partir del turismo de naturaleza.
"El rewilding trae de vuelta la naturaleza, trae bienestar para las comunidades locales y, sobre todo, trae alegría para nuestras almas."— Richard Preston
Desde el Zoo de Givskud, Dinamarca nos enviaron imágenes al nacer de Coco, el macho de nutria gigante que hoy vive en el corral de presuelta en Parque Iberá.
Coco nació el 3 de mayo de 2017 en una camada de tres. El grupo familiar de las nutrias es bien estrecho; permanecen juntos la mayor parte del tiempo y son muy curiosos y valientes.
Los cuidadores de Coco cuentan que él es un protector innato: cuando sus padres tuvieron otra camada en 2018, Coco cumplía el rol de guardia de la familia. Cada vez que alguien se acercaba a sus hermanos, lo advertía con ruidos de ladridos.
Es por eso que aquí, en Iberá, Coco siempre está alerta cuando se aproxima la lancha por la laguna Paraná, o el equipo de rewilding se acerca para monitorear a la pareja, que se prepara para volver a cumplir su rol ecológico en los Esteros del Iberá.