Con la presentación de una carta de renuncia, el presidente de Bolivia, Carlos Mesa, dejó hoy la suerte del país en manos del Congreso, que deberá decidir ahora si acepta su dimisión, pese al descrédito que arrastra desde 2003.

A media mañana, el ministro de la Presidencia, José Antonio Galindo, procedió con la formalidad de entregar la carta de dimisión de Mesa en la Secretaría General de la Vicepresidencia, la oficina del presidente del Legislativo, Hormando Vaca Díez. En el documento, que es analizado por los jefes de las bancadas parlamentarias, Mesa advirtió a los congresistas que hay grupos radicales que ponen en riesgo el futuro del país, como ya anticipó el domingo en el discurso a la nación en el que anunció su dimisión. “No puedo seguir gobernando asediado por un bloqueo nacional que estrangula al país, cuando ultimátum, huelgas, amenazas y acciones de hecho no hacen otra que destruir el aparato productivo, nuestra confianza y nuestro futuro”, afirmó en alusión a las protestas que tienen lugar desde hace días. Hoy se cumplió el sexto día de una huelga general de los vecinos de la ciudad de El Alto, vecina de La Paz, para exigir al Ejecutivo la salida de la trasnacional francesa Suez, de servicio de agua y alcantarillado, a la que acusan de cobrar tarifas excesivas. Así mismo, se mantuvieron los bloqueos de carreteras en el centro, el sur y el este del país, comandados por el diputado del Movimiento Al Socialismo y líder de los cocaleros, Evo Morales, en demanda de una reforma del sector petrolero más radical que la que analiza el Parlamento y que se convoque una Asamblea Constituyente. Ambos pedidos se derivan de las promesas que realizó Mesa en octubre de 2003 al asumir la Presidencia boliviana, tras una grave revuelta social que se saldó con 60 muertos y 142 heridos. El Congreso tuvo que hacer viable entonces una salida a la mayor debacle social e institucional de las últimas décadas, al aceptar la sucesión del dimisionario presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), por su vicepresidente. Ahora, los partidos políticos que componen el Parlamento, la mayoría de los cuales ha participado directamente del Gobierno desde la reinstauración de la democracia, en 1982, vuelven a recibir el mandato constitucional para sacar al país del atolladero, pese al desprestigio que les persigue en los últimos años. El presidente del Congreso, Hormando Vaca Díez, anunció hoy que la sesión en que se analice la dimisión del gobernante deberá esperar hasta el miércoles. “Finalmente este escenario no debiéramos haberlo creado, porque es un escenario de preocupación nacional”, manifestó Vaca Díez, aunque se mostró “optimista” ante la posibilidad de “encontrar un espacio para la solución”. Vaca Díez, que pertenece al Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) del ex presidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), es el sucesor directo de Mesa en caso de que se acepte la renuncia del jefe de Estado. Le siguen el presidente de la Cámara de Diputados, el legislador del MNR Mario Cossío, y el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez. Este último es el único de los tres que tiene potestad para convocar elecciones generales, que en este caso servirían para definir quién gobierne hasta concluir el actual mandato, en 2007, por no haber transcurrido tres años del mismo. Tras conocer la decisión de Mesa de renunciar, el MIR anticipó que la rechazará, mientras que el grupo del MNR cercano a Sánchez de Lozada aseguró que la aceptará. Este grupo también criticó duramente al presidente por su presunta irresponsabilidad al cesar del cargo, posición con la que discrepa el ala renovadora del partido. Además del MIR y el MNR, la Nueva Fuerza Republicana y la Acción Democrática Nacionalista deberán definir una salida para Bolivia, al igual que el Movimiento Al Socialismo de Evo Morales. Paradójicamente, esta fuerza izquierdista puede pasar de ser el principal culpable de la situación, según el mandatario, a avalar la continuidad de Mesa en el poder, pues se niega rotundamente a que gobiernen los otros partidos. KIRCHNER SE COMUNICO CON MESA Y LE MANIFESTO SU APOYO. CONSUL PIDE “TRANQUILIDAD” A BOLIVIANOS El presidente Néstor Kirchner mantuvo esta mañana una prolongada conversación con su colega de Bolivia, Carlos Mesa, quien anoche presentó la renuncia al cargo ante el Congreso de su país, para expresarle su respaldo, segúnm se supo de fuentes oficiales. En tanto, el cónsul de Bolivia en la Argentina, Gustavo Aliaga Palma, se mostró hoy con moderada confianza en que el Congreso de su país rechazará la dimisión, y pidió a sus conciudadanos residentes aquí que estén “tranquilos” porque “todo se hará dentro de la democracia, nada fuera” de ella. Fuentes de la Casa Rosada dijeron a DyN que Kirchner le brindó su apoyo a Mesa ante la difícil situación política por la que atraviesa Bolivia. La comunicación con Mesa habría demorado -hasta, al final, suspender- el viaje que Kirchner tenía previsto realizar a Formosa para inaugurar el ciclo lectivo en esa provincia. En un principio los rumores indicaban que el Presidente había decidido suspender su viaje a Formosa por un alerta meteorológico. “Ocurrió que conversó con el Mesa y decidió, al final, quedarse aquí para seguir ese tema durante todo el día”, concluyeron las fuentes. Aliaga Palma estimó que Mesa estaba atenazado por gran cantidad de presiones sociales y económicas, en el marco de “demasiados cabildeos” que lo hicieron sentir imposibilitado de seguir gobernando. El cónsul, en declaraciones al canal Todo Noticias (TN), consideró que el principal líder de la oposición, Evo Morales, también respeta la democracia y aspira a llegar al poder, pero mediante elecciones. Entre los problemas más graves que afronta Mesa, el diplomático mencionó el reclamo por la reestatización de las compañías de hidrocarburos en el país vecino, la demanda de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra de lograr una cierta autonomía y las inminentes elecciones a gobernadores. “Le pido a todos los bolivianos que estén tranquilos. El Presidente ha sido claro: dentro de la democracia todo; fuera, nada. Yo creo que tomó una medida sana, que no es irrevocable. El Congreso, con una simple mayoría, decidirá la aceptación o no de la renuncia. Sería un gran espaldarazo (para Mesa) que el Congreso le diga que rechaza su renuncia”, indicó el cónsul. El diplomático consideró que al presidente boliviano “le ha tocado navegar en aguas profundas, donde los partidos políticos también son muy criticados. La situación es muy confusa: el presidente lo que hizo fue poner su renuncia a consideración y espera el respaldo. Yo creo que lo van a respaldar”. “El gobierno está fragmentado. Todo el proceso del gas (que propone nuevos contratos para las empresas extranjeras) vino degenerando en problemas sociales: la gran explosión de la gente pobre de ahí, la fuerza de (el dirigente cocalero) Evo Morales, los reclamos en Santa Cruz de independencia administrativa. En un solo mes se han presentado todos los problemas, no hay ningún hombre que pueda solucionar todo en un día”, opinó. Aliaga Palma señaló que Morales quiere ser presidente “por la democracia, quiere ir a elecciones. Eso sería importante en Bolivia, sería entrar por la puerta grande”. Morales, quien es diputado, reclamaba a Mesa “una nueva ley hidrocarburos, que las compañías vuelvan a manos del Estado. Esto está en el Congreso, que va a definir qué vamos a hacer”.