Los opositores a Hosni Mubarak reclaman que Mohamed El Baradei sea el gobernante de la transición, responsabilidad que él ya aceptó públicamente. Pero Mubarak exige que Omar Suleimán sea el que reordene la escena. Ese es el punto de discusión ahora.

(www.urgente24.com) La oposición egipcia, que reclama desde el inicio de las revueltas el fin de la presidencia de Hosni Mubarak, mantiene la presión en la calle a la espera de la gran protesta convocada para este martes, a la que han llamado “la marcha del millón de personas”.

Los manifestantes, entre los que ha crecido la presencia de islamistas, han burlado hoy de nuevo el toque de queda y cuentan además con el apoyo del Ejército, que ha anunciado que no va a emplear las armas y que considera “legítimas” sus demandas.

El vicepresidente, Omar Suleimán, ha anunciado que abrirá un diálogo con los partidos para estudiar posibles modificaciones de la Constitución de Egipto.

Suleimán, quien tomó posesión de su cargo el sábado 29/01, ha agregado en su aparición por TV que Mubarak le ha encomendado que se cumplan la resoluciones del Tribunal de Apelación sobre las quejas de los resultados de las anteriores elecciones parlamentarias “de una manera rápida y honesta”.

PARA LA MAYORÍA, TODO ESTO LLEGA DEMASIADO TARDE.
La revolución en Egipto no tiene marcha atrás, dijo Mohamed El Baradei, altavoz en mano, a los miles de manifestantes que, desafiando el toque de queda, lo escuchaban en la plaza Tahrir (plaza Liberación) de El Cairo.

El Ejército ya no obedece a Hosni Mubarak y por eso éste ya inició la evacuación de sus familiares. Será un martes 01/02 decisivo porque la huega general, si es multitudinaria, impondrá su propia dinámica al intento de Mubarak de ubicar a Suleimán al frente de la transición.

El Baradei ya dijo que él aceptaría hacerse cargo de ese complejo período y fue lo que conversó con los Hermanos Musulmanes quienes, de pronto, han regresado a las calles, de donde estuvieron ausentes en el inicio de esta ofensiva popular.

Durante el 7mo. día consecutivo de disturbios, decenas de miles de manifestantes llenaron la plaza Tahrir de El Cairo coreando “Fuera. Te queremos fuera”, y cantando el himno nacional.

Los soldados desplegados en las calles y respaldados por tanques fabricados en USA y pagados por los contribuyentes estadounidenses que financian la ayuda de ese país a Mubarak, dejaron hacer a la multitud, horas después de que comenzara el toque de queda.

Algunas personas utilizaban teléfonos móviles, instando a amigos y familiares a unirse a ellos durante la noche, esperando reunir manifestaciones masivas para el martes. (De paso, Google trabaja ya en una aplicación para que la voz pueda convertirse en tweets y así restablecer el poder de Internet cuando los gobernantes intenten frenarla).

El Ejército debate qué hacer. Aunque los generales no reprimen la revuelta, no han retirado su apoyo a Mubarak. Solamente anunciaron que no utilizarían la fuerza contra los egipcios que piden la dimisión de Mubarak, señalando que la “libertad de expresión” está garantizada a todos los ciudadanos que empleen medios pacíficos.

La Unión Europea, un gran donante de recursos a Egipto, le ha pedido públicamente a Mubarak que cambie su política económica y todo su sistema autocrático de Gobierno.

Los ministros de Exteriores de la Unión Europea, reunidos en Bruselas, pidieron “una transición ordenada hacia un Gobierno amplio, llevando a un proceso genuino de reformas democráticas esenciales”.

El presidente de USA, Barack Obama, hizo declaraciones similares el domingo 30/01.

En Israel, algunos analistas expresaron su sorpresa por la decisión de Obama de abandonar a Mubarak “una puñalada de Tío Sam en la espalda de Hosni”, dijo un allegado al 1er. ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien agitó el fantasma de Irán 1979 (otra tontería más de Netanyahu).

Unas 140 personas han muerto en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en episodios que han transformado la imagen que Egipto tenía hasta ahora de un país estable, prometedor mercado emergente y atractivo destino turístico.

El analista Zaineb Al-Assam, de la firma londinense Exclusive Analysis, dijo a Reuters que Yemen, Sudán, Jordania y Siria parecen vulnerables al “contagio”, pero que el mayor riesgo es el de Arabia Saudí.

“Los aliados de Estaos Unidos en la región se verán alarmados por la rápida retirada del apoyo público estadounidense a un antiguo aliado”. Samia Nakhoul y Alison Williams reportaron para Reuters desde El Cairo:

Los militares, que colocaron a Mubarak en el poder en 1981, parecían estar evaluando si cambiar su lealtad mientras adversarios al general retirado hablaban de reunir a millones de personas en las calles el martes para marcar una semana desde que comenzaron las inéditas protestas.

(…) “¡El pueblo quiere la salida del presidente!”, corearon miles en El Cairo. “¡Levántate Mubarak! ¡Hoy es tu último día!”, era el grito de una multitud en Mahalla, una ciudad textilera en el Delta del Nilo.

(…) “No hay vuelta atrás. No hay miedo”, dijo Hassan Shaaban, de 35 años, durante una incesante manifestación en el centro de El Cairo. “Después de Mubarak, ningún otro presidente se atreverá a oprimirnos”, agregó.

Desde el viernes, luego de que la odiada policía de Mubarak se enfrentara con jóvenes manifestantes, los militares han estado en las calles en una gran demostración de fuerza respaldada por tanques estadounidenses.

Pero los soldados, ampliamente admirados por los egipcios, han observado pacientemente, permitiendo a la gente descargar su furia por la pobreza y la dictadura.

En su primer comentario formal sobre los sucesos, el comando de las fuerzas armadas emitió el lunes un comunicado. “Las fuerzas armadas no recurriremos al uso de la fuerza contra nuestro gran pueblo”, dijo, aunque aclaró que actuaría contra quienes intentaran saqueos.

“Sus fuerzas armadas, que son conscientes de la legitimidad de sus demandas y están dispuestas a asumir su responsabilidad de proteger a la nación y a los ciudadanos, afirman que la libertad de expresión a través de medios pacíficos está garantizada para todos”, agregó.

(…) “Algo histórico está ocurriendo en el mundo árabe”, expresó el ministro de Relaciones Exteriores finlandés, Alexander Stubb. “Pero es muy pronto para decir si este es el momento del Muro de Berlín, el momento de 1989″, agregó. (…)”.

Y Alistair Lyon reportó desde Beirut:
“Egipto es desde hace tiempo el centro de gravedad -o de inercia- del mundo árabe bajo el Gobierno del presidente Hosni Mubarak, pero una explosión de protestas callejeras alteró esa certeza, con consecuencias impredecibles para la región y la política de Occidente.

Muchos árabes ya estaban entusiasmados por el levantamiento popular en Túnez que, junto a la ayuda del Ejército, logró derrocar el 14 de enero al presidente Zine al-Abidine Ben Ali luego de 23 años en el poder.

Pero el potencial impacto de las protestas en Egipto es mucho mayor que el del cercano Túnez, un país secular del norte de Africa que ha menudo ha sido considerado como periférico por el grupo de naciones árabes.

“Egipto siempre ha sido el líder del mundo árabe”, dijo Jihad al-Khazen, columnista de al-Hayat, un diario árabe basado en Londres. “Mubarak no tiene ambiciones panárabes, pero lo que ocurra en Egipto definitivamente va a afectar al mundo árabe”, agregó.

Los líderes autocráticos en Argelia, Jordania, Libia, Kuwait, Marruecos, Siria y Yemen han buscado contener un efecto contagio, ofreciendo concesiones económicas en materia de trabajo, vivienda y precios.

Mientras tanto, Estados Unidos está atrapado entre su lealtad a un aliado clave en Oriente Medio, el temor de que los islamistas tomen el poder y el deseo de terminar del lado correcto de la historia. Esto lo ha distanciado de Mubarak, por lo cual ahora reclama “una transición ordenada”.

El resultado de la lucha entre Mubarak y su pueblo aún no está definido. Pero si finalmente es derrocado, cualquier nuevo Gobierno que asuma será más hostil hacia Estados Unidos e Israel, opinó Khazen.

“Mientras tenga el apoyo del Ejército, está a salvo”, agregó. “La única alternativa a Mubarak si hay elecciones democráticas será la Hermandad Musulmana, que eliminará definitivamente el tratado de paz con Israel”, enfatizó.

Egipto fue el primer país árabe en hacer la paz con Israel en 1978. Sólo Jordania hizo lo mismo en 1994, un año después de que los palestinos firmaron los acuerdos de Oslo con los israelíes.

(…) Pero algunos analistas israelíes temen que el Gobierno de Barack Obama esté adoptando una política que termine desplazando a Mubarak.

“La situación no podría ser más peligrosa y podría ser el peor desastre para la región y los intereses occidentales desde la Revolución Iraní hace tres décadas”, escribió Barry Rubin, director del Centro de Investigación Mundial de Asuntos Internacionales, en Herzliya.

Por eso instó a Washington a centrarse en la supervivencia de un sistema de Gobierno pro occidental en Egipto, con o sin Mubarak”.