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Opinión

Por Carlos Gazzera

AUTORIDAD Y AUTORITARISMO

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“Lo primero que debe hacer a su llegada a una estancia todo ayudante, es ver en persona el estado de las haciendas bajo todo respecto,(…) cuidando escrupulosamente de no fiarse de lo que le digan ni de lo que oiga a los capataces, pues él, en persona, debe verlo todo con sus ojos y desengañarse a su completa satisfacción” (Juan Manuel de Rosas, Instrucciones para la administración de estancias).


”¿No ves que la finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente? Al final, acabaremos haciendo imposible todo crimen del pensamiento”.(George Orwell, 1984) I Durante todo el segundo cuatrimestre del año pasado trabajé como docente invitado en el Instituto de Formación Docente de Villa Mercedes (San Luis), dependiente, primero del “Ministerio del Progreso” (sic) y luego de la Universidad Provincial de la Ciudad de La Punta (sic). De más está decirles que la experiencia fue, por muchas razones, muy positiva, sobre todo por los alumnos y por la presencia estimulante de algunos colegas. Sin embargo, nada, pero absolutamente nada de lo que yo les cuente aquí alcanzará a describir lo que “verdaderamente” ocurre en San Luis. ¿Por qué? Porque decir que San Luis es un feudo es una manera muy pintoresca de describir uno de los sistemas más opresivos y violentos de los que se puedan experimentar. La opresión y su organización política no son diferentes a los que rigen la política en Buenos Aires, en Córdoba, en Santa Fe, en Tierra del Fuego. Es la misma lógica pero se constituye a partir de otras relaciones de fuerza. El gobierno de Alberto Rodríguez Saá, heredero del gobierno “del Adolfo”, se convirtió en una verdadera máquina orwelliana. Nunca antes un régimen se había vuelto una materialización tan perfecta y aceitada de esa distopía macabra que escribió George Orwell titulada 1984. En San Luis, en Villa Mercedes particularmente, pese a las políticas de promoción industrial, entre un 30% y un 35% de los empleos son suministrados por el Estado Provincial. A esto hay que agregarle que entre el 20% y el 25% (la cifra es oficial) de los sectores más pauperizados dependen de los famosos Planes de Inclusión Social (PIS) llamados cordialmente por el Sr. Gobernador “Pico y Pala”. Esto significa que entre un 50% o 60% de los electores tiene una relación de dependencia directa con los intereses de los Rodríguez Saá. Y cuando decimos directa decimos que ellos cobran sueldos, tiene una casa asignada por el gobierno, es acreedor de un PIS, o beneficiario de otros tipos de favores. A eso hay que agregarle que las familias de esos “incluidos” también dependen de esas prebendas. El 73% de votos que cosechó “el Adolfo” en San Luis para las elecciones presidenciales del año pasado no son sino el resultado de esa estructura feudal-clientelar. ¿Cómo se construyó semejante poder? Con una estructura de disciplinamiento muy riguroso. Concentración, primero de las voces públicas, luego de los medios y después de los sectores emergentes. Pocos regímenes han demostrado como el de los Rodríguez Saá semejante capacidad de absorción de las voces opositoras. Su porte hegemónico se basó en esa flexibilidad. Pero también en el ejercicio despótico de la Justicia, de las Asociaciones de Profesionales, de los sindicatos, de los partidos políticos opositores, del mundo de la cultura, de los intelectuales… En San Luis como en la Inglaterra-Oceanía de Orwell de 1984, el Estado absorbió (absorbe) toda emergencia de la Sociedad Civil y coerciona y cohesiona todo lo que de ella busque emerger. Nada se escapa y los puntanos, si uno está atento a sus interacciones sociales, podrá comprobar que han desarrollado estrategias de comunicación semejantes a las que Orwell caracteriza como una “neolengua”. Ellos asumen que el mundo que les tocó en suerte es el único posible, el único disponible. Los ciudadanos de San Luis se han olvidado de lo que significa lo público y asumen que sus gobernantes, “los Saá”, son sus padres de familia que los guían y los protegen. Nada hay fuera de ese cielo protector. El que se sale de la lógica del partido lo paga con el borramiento, la anulación, la “desaparición”. Lo que les ocurrió a los habitantes de la Villa de Merlo al quedarse fuera del mapa provincial no es un eufemismo, es real… II No crean que es fácil salir de esa pesadilla. El poder del “Gran Hermano” es convencernos de que está allí. Hay un lenguaje que pone a los Rodríguez Saá en el mismo plano del Gran Hermano. Ellos lo saben todo, lo ven todo, lo pueden todo. La unidireccionalidad de la mirada aterra. Los puntanos hablan en voz baja, hablan lánguidamente. Tienen miedo. Una palabra de más y el régimen hace sentir su látigo. Golpea en el trabajo, en la escuela, en la facultad, en los impuestos. Nadie está totalmente desvinculado del régimen. El Gran Hermano está como las «telepantallas», en los bares, en los negocios, en las oficinas, en los taxis, en la calle… ¿Cómo llegaron a ese extremo? Lo más interesante es que ni los propios habitantes de San Luis saben explicar cómo es que se construyó el poder de los Rodríguez Saá. Es decir, sí saben, pero en el horizonte no hay, no existe nadie que pueda desanudar la trama de corrupción, de clientelismo y de coerción que sostiene al gobierno provincial. En San Luis, como en la novela de Orwell, el régimen escribe la historia oficial y a medida que lo necesita va borrando el pasado, alterando la memoria para que coincida con el presente. En San Luis se vive sin memoria. Es interesante comprobar, con una rápida mirada a El diario de la República (medio oficialista de la familia Rodríguez Saá) de qué modo organiza todas las noticias (a favor o en oposición al gobierno) con encabezados del tipo: “por primera vez en San Luis”, “nunca antes en esta provincia”, “no se recuerda en nuestra historia”, etcétera. III El régimen de espionaje y delación es otra de las características de la forma de hacer política. Allí, como en el Gran Hermano, los Saá lo ven todo con sus propios ojos. San Luis es un gran panóptico donde la vida de los ciudadanos se desarrolla entre paredes de cristal. El espionaje, la delación son las formas habituales de sostener la política clientelar. En eso, la política criolla tiene, como la organización de las estancias, el precepto de que en cada repartición del Estado (provincial o municipal) debe haber un capataz. A ese capataz lo supervisa un ayudante del patrón. Es la organización que Rosas estipula en sus Instrucciones… y que llevó adelante en su gobierno de la Federación entre 1835 y 1852. Nadie se fía de nadie. Todos se delatan y controlan. Nadie vive fuera del régimen. Los mazorqueros están allí para corregir. En lo que respecta al lenguaje es interesante hacer notar que la forma misma en que son nombrados los hombres del régimen y sus secuaces por los ciudadanos (“El Alberto”, “El Adolfo”, “El Toto”, “El Guille”, “El Gustavo”), conlleva un dispositivo de dominación sutil. Ese trato inscribe una falsa cotidianidad que disuelve el vínculo institucional de toda autoridad en democracia. Se disuelven los sitios y el Gran Hermano –vía el administrador “que lo debe ver todo con sus ojos”, con el capataz alcahuete– es quien tiene toda la capacidad, la bonomía, el trabajo de gobernarlos. Esta cofraternidad vuelve capilar todas las relaciones de poder. El poder se hace presente en lo más profundo de la privacidad de la vida cotidiana. De allí que nadie se admire cuando alguien es delatado por el “crimen de pensar”. Se conocen en San Luis innumerables delaciones –como en 1984 de Orwell—entre cónyuges, entre padres e hijos, entre hermanos… IV Más arriba dijimos que esta forma de hacer política no difiere en lo que ocurre en nuestra provincia. Esto es así, aunque con algunos matices. Se trata de una lógica que avanza, que se va naturalizando. Los efectos del gobierno de De la Sota comienzan a notarse. El gobernador opina que los maestros trabajan 180 días al año, que los empleados públicos se toman fines de semanas largos haciendo paros el viernes y de los gremios de esos trabajadores, los alcahuetes resoplan mirando para otro lado. ¿Quién les cree a esos sindicalistas sus supuestas acciones combativas? Los funcionarios de De la Sota, mientras tanto, aprietan periodistas. El gobernador hace pantomimas y se ríe de los intendentes que buscan un poco de independencia. Les tira chicanas (o pobres). El Ministro Eduardo Acastello (que dejó en Villa María a su esposa como intendente y a quien le encanta –según me comentan– que en su entorno la apoden “la Thatcher”), ha comenzado un minucioso programa de intromisión en la vida pública de los ciudadanos en todas aquellas ciudades en las que el control está disponible, convirtiendo a los intendentes en capataces. En Villa María, por ejemplo, controlan algunos de los más importantes medios de la ciudad, censurando las voces disidentes en todos los ámbitos. Un caso concreto es que se le ha retirado la pauta publicitaria oficial a EL DIARIO, (una empresa recuperada por una cooperativa de trabajo de periodistas, gráficos, administrativos, que es un ejemplo de tesón y desarrollo comunicacional), otro es el control total de la frecuencia de TV por cable con la programación local. Es una vergüenza, pero ocurre: el ministro Eduardo Acastello llama a los periodistas a sus teléfonos celulares para “retarlos”. ¿Qué se busca? Queda claro que se pretende disolver o dividir todo asomo de oposición. La persecución a quienes ejercen la crítica, a quienes pretenden pensar de manera independiente nos empuja hacia la barbarie, hacia la distopía de Orwell. Estos son los primeros síntomas de cómo el poder se vuelve capilar, de cómo desde una pequeña microfuerza se puede construir una metástasis que lo altere todo. Hay en estas prácticas un peligroso camino que nos lleva de la hegemonía que toda autoridad debe tener a un autoritarismo totalitarista. Y eso es lo que no debemos resignar. Por primera vez los empleados públicos comentan que tienen miedo… Los contratistas dicen que los lazos de familia se hacen sentir en todos lados y que el régimen se endurece día a día. Es un clima muy enrarecido. Hoy en Córdoba, cuando De la Sota se pelea con el intendente de Alta Gracia por las radicación de pobres, cuando De la Sota confronta con los organismo de Derechos Humanos y les enrostra aquello de que como padres no cuidaron como debían a sus hijos, cuando le dice a los empleados públicos (que ganan la mitad de la canasta familiar o el 50% de lo que indica la línea de pobreza) que hacen paros para tener fine de semanas largos, cuando insulta a los maestros diciéndoles que trabajan 180 días y tienen tres meses de vacaciones (porque reclaman salir de los sueldos de indigencia) no podemos menos que sentir que en el aire de Córdoba flota el mismo olor que supe detectar en la San Luis de los Rodríguez Saá, el mismo olor, seguramente, que el que flotaba en el aire que lo llevó al joven Hamlet a decir: “Algo huele mal en Dinamarca”.

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Cuando el mérito no importa

OPINIÓN (*)

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Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.


Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo.  Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico.  Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!

 

Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles.  Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan.  Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.

 

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Pobres Alberdi y Sarmiento.  Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria.  Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.

 

Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.

 

¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar.  El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.

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Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.

 

El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias.  Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.

 

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Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.

 

¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país.  ¿En serio?  ¿Se puede ser tan caradura?  Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?

 

También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio?  “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.

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Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos?  Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.

 

Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.

 

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Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.   

 

El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.

(*)  Rogelio López Guillemain

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Opinión

Reconvertir proyectos e innovar

POR MARIA EUGENIA MANCINI

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La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.


Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.

 

Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.

 

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También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.

Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.

 

Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables  y caminos nuevos para salir adelante.

 

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Pienso que un camino de desarrollo  es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.

 

Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo  foco en nuestros recursos y liderar.

 

Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos  el compromiso de crear un cambio duradero.

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Opinión

La “borocotización” de Alberto

(*) OPINIÓN

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Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner.  Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.


El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".

 

En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.

 

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La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo  a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.

 

Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.

 

Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.

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En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.

 

La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.

 

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(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.

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