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Sobre “La invención de Andresito”

JORGE ENRIQUE DENIRI (*)

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El 18 y el 21 de mayo, El Libertador, publicó dos notas firmadas por el profesor Ángel Núñez, atacando algunas proposiciones formuladas en mi libro “La Invención de Andresito”. Requerirá otras tantas responder, pero, antes de argumentar, asiento la grata sorpresa experimentada ante el tono de esos escritos que, aun abanderando un desacuerdo visceral, salvo deslices como enrostrarme cantar y fantasear y ciertas interpolaciones desdibujando el sentido real de mis asertos, desdeñan caer en las diatribas e injurias tan habituales entre nosotros cuando se confrontan opiniones. Me congratula entonces intentar responderle con igual altura. Su actitud define el nivel intelectual de este debate.


Así, esta nota se centra en siete cuestiones: El uso de la palabra “invención”, el planteo erróneo de la situación real de mi libro, los anacronismos psicológicos como interpretación distorsiva del pasado, a partir de cuestiones posteriores, el mito territorial misionero, la Historia de Andresito como Historia Oficial hecha desde arriba, la derrota de Andresito como anacronismo psicológico y la real valoración que hago de los Guaraníes Misioneros.

 

Hablando de invención, mi trabajo tiene al final un Glosario, – el Profesor Núñez no lo cita -, que precisa el uso dado a cada palabra. Algo legítimo y que, bien entendido, permite comprender la diferencia entre un “invento”, como cosa ofensiva, mentirosa – y ése parece ser el sentido del título de las notas de Núñez – ¿Andresito es un invento?- (aunque bien puede ser arbitrio del periodista:) -, y una “invención” como “Parte de la retórica que se ocupa de cómo encontrar las ideas y los argumentos necesarios para desarrollar un asunto”.

 

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Hasta aquí, la Real Academia, a eso agregué que “…se emplea el término como suma de los trabajos realizados a lo largo del proceso de creación desarrollado por historiadores y políticos de la actual provincia de Misiones, para erigir a Andresito como figura emblemática nordestina”. La palabra pues, no se usó aviesamente ni mucho menos. Después de todo, también se habla de la “invención de la Cruz”.

 

Del libro en sí, el primer error de Núñez, es sostener que se presentó en Buenos Aires, durante la última Feria. Aún no fue presentado. El editor llevó, informalmente, algunos ejemplares, y los expuso. Eso fue todo.

 

Entrando en lo conceptual, Núñez insiste en referir a la región y lo regional, hechos y procesos históricos muy anteriores al concepto de “región”. Los sucesos que nos interesan, acaecen entre 1815 y 1819 y, Vidal de la Blache, padre de esa noción, recién la acuña a caballo del siglo XX, casi 100 años después.

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Esta confusión cronológica, que caracteriza a quienes pretenden interpretar el pasado partiendo de cuestiones posteriores, es lo que Duby denomina “anacronismos psicológicos”. Nuestro crítico cae persistentemente en ellos, por ejemplo diciendo que las Misiones Orientales –entregadas a los portugueses hacia 1801-, pertenecían a las Provincias Unidas que, obviamente, son posteriores a 1810. Peor aún, Andresito vive y lucha toda su trayectoria comprobada, desde 1815 hasta el fin, bajo las banderas de los Pueblos Libres.

 

Núñez considera el mito territorial misionero como “la parte más endeble” de mis proposiciones. Al contrario, es quizá la más sólida, porque se asienta en cuestiones normativas y hechos objetivos. Transcribo al respecto un párrafo de mi libro: “…Originaria (desde el punto de vista legal), sería así aquella (provincia), hija de una antigua ciudad – cabildo colonial, que primero se proclamó soberana, pasando luego a ser autónoma y parte integrante del estado nacional.

 

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Fundadoras y constituyentes de la nacionalidad, las que ya existían y eran reconocidas como tales al tiempo de Consagrarse la Constitución Nacional, en 1853. Creadas por ley, aquellas surgidas de los antiguos territorios nacionales, como consecuencia de la necesidad del nuevo estado – nación jurídicamente asentado sobre la Constitución de 1853, de organizar los espacios geográficos excedentes.

 

(Y cuando digo “excedentes”, lo hago con un enfoque geopolítico, y no dándole el tinte peyorativo que Núñez me atribuye). Por lo tanto, territorialmente, queda claro que la actual Provincia de Misiones, creada por Ley a mediados del Siglo XX, no es ni originaria, ni fundadora, ni constituyente.

 

Tocante a la relación de la Misiones actual, con la Provincia de Indios, reconocida como tal en el primer tercio del siglo XIX, me remito a un párrafo mío: “…los actuales habitantes de la reciente Provincia de Misiones, salvo las vinculaciones afectivas y emocionales con el ayer de su suelo, por ser en su absoluta mayoría producto de inmigraciones muy posteriores, no tienen ninguna ligazón étnica ni parental con los guaraníes misioneros históricos…”.

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En otras palabras, si yo compro, pongamos por caso la Casa Lagraña y en ella nacen y se crían mis hijos, nietos y demás, eso no les da derecho a decirse herederos y descendientes directos de los Lagraña, ni a usar su apellido como propio. La única Historia que les pertenece, es la iniciada cuando adquiero esa vivienda. Ergo, Los misioneros actuales ocupan la antigua vivienda de los guaraníes misioneros, pero, salvo emocionalmente, no son ni la continuidad ni la reencarnación de aquella legendaria provincia de indios, extinguida mucho antes de 1853.

 

Sobre los “sospechosos señalamientos” que Núñez me atribuye, de sospechoso no hay nada, lo que tengo que decir lo digo con todas las letras y colocando los nombres y apellidos, incluso que El Libertador es la tribuna habitual de posturas determinadas. No hay ninguna ambigüedad, tampoco juicios de valor. Me limito a plantear hechos y proponer interpretaciones, no a calificar ni juzgarlos.

 

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Y aquí, destaco como otra de mis proposiciones, que la Historia de la Provincia de Misiones durante la Revolución de Mayo, recortada como objeto de estudio, es una historia hecha desde arriba, y difundida a partir de las escuelas. Una visión del pasado tan legítima como la pergeñada por la Generación del 80 y sus sucesores, a la que hoy se tilda de “La Historia Oficial”.

 

Lo que sí resulta interesante, para el caso de Andresito, es que pasó sin problema alguno, de manos reaccionarias como las de Aníbal Cambas, a la visión progresista de figuras como Salvador Cabral. Y aquí transcribo otro párrafo, donde afirmo que lo antedicho: “…puede ser visto como aleccionador, a la hora de evaluarlo como una construcción simbólica cuya transparencia y solidez es tal que le ha permitido superar con tan poco esfuerzo nuestros tradicionales (y siempre mezquinos) antagonismos e intransigencias…”. Leído esto ¿es una crítica o un elogio? ¿Es un “invento” a evitar, o un modelo propuesto para seguir? Yo no lo digo, Núñez, presenta todos los recortes que hace de mis escritos como muestras de un ataque sistemático. Juzgue el lector por sus propios medios.

 

Llegado aquí, creo innecesario explicar porqué Andresito es una figura menor respecto de, por ejemplo, Artigas o San Martín. Parto al decirlo, de la entrevista que ya en 1999 le hice al Profesor Machón en Jardín América. Le pregunté entonces cómo se había interesado en Andresito y me dijo, textualmente: “…mi idea era leer los caudillos menores…”. Y, hablando de Machón, Núñez recomienda su último libro con Cantero como novedad, siendo que yo utilizo esa publicación de Flor del Desierto, y también la edición original de los autores.

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Del batallar de Andresito y su fin, lo que yo objeto no es el heroísmo, – indiscutible -, de su derrota, sino las deducciones a contrario sensu de las consecuencias. En 1982 fuimos vencidos. Una derrota heroica ¿qué duda cabe?… ¿Nos devolvió las islas? ¿Podemos hablar de algún tipo de éxito? Todo lo contrario, quizá nunca hemos estado tan lejos de recobrarlas.

 

Por idéntica razón, difiero con quienes pretenden, aplicando anacronismos psicológicos asociados a las ideas de frontera, patria, soberanía, etc., por ejemplo, que fueron las derrotas de Andresito las que frenaron las pretensiones portuguesas…¡Vae victis! Como dijo el galo.

 

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Yerra también Núñez afirmando que Andresito es “…el único oficial superior…” artiguista que no traiciona a su Jefe. Allí está Pedro Campbell, para desmentirlo.

 

Finalmente, hay una persistente distorsión de lo que escribo, – no digo malicia –, de parte de Núñez. Por ejemplo interpola mi síntesis de la leyenda negra (“…los guaraníes misioneros ya no cambian de bando…etc.”), como si fuese yo quien lo dice. Una lectura puntillosa quizá hubiera valorizado la imagen que escogí como resumen de lo que creo. La reproduzco.

 

Como remate, valga uno de tantos párrafos que traslucen mi visión de aquellos grandes guerreros: “…Iniciados a comienzos del siglo XIX los embates emancipadores,…vieron desaparecer el relativo aislamiento de sus comunidades…A partir de la extraordinaria destreza con que asumieron su propia defensa, los guaraníes misioneros varones, conocidos su valor y su pericia… fueron reclutados como soldados por todas las facciones en pugna y sus tierras comunales puestas en el comercio. Sin paraguas legal alguno, y arrancados de sus hábitos y tradiciones agrarias ancestrales, no les quedó a la larga otra salida que la extinción…”.

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(*) Licenciado en Historia; Universidad Nacional de Misiones.

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Opinión

Cuando el mérito no importa

OPINIÓN (*)

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Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.


Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo.  Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico.  Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!

 

Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles.  Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan.  Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.

 

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Pobres Alberdi y Sarmiento.  Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria.  Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.

 

Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.

 

¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar.  El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.

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Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.

 

El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias.  Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.

 

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Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.

 

¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país.  ¿En serio?  ¿Se puede ser tan caradura?  Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?

 

También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio?  “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.

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Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos?  Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.

 

Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.

 

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Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.   

 

El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.

(*)  Rogelio López Guillemain

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Opinión

Reconvertir proyectos e innovar

POR MARIA EUGENIA MANCINI

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La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.


Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.

 

Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.

 

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También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.

Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.

 

Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables  y caminos nuevos para salir adelante.

 

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Pienso que un camino de desarrollo  es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.

 

Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo  foco en nuestros recursos y liderar.

 

Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos  el compromiso de crear un cambio duradero.

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Opinión

La “borocotización” de Alberto

(*) OPINIÓN

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Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner.  Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.


El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".

 

En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.

 

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La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo  a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.

 

Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.

 

Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.

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En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.

 

La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.

 

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(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.

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