Cinco años cumple el sitio I shot my self o Me fotografío a mi misma (en español). Allí miles de fotógrafas de todo el mundo se autorretratan como Dios las trajo al mundo.

(ADN) La eterna polémica sobre la fina línea que separa la pornografía del arte erótico entra en una nueva dimensión con la página web I Shot Myself, donde, desde hace un lustro, cada día se estrena un portafolio de autorretratos realizados por alguna mujer con poca vergüenza y muchas inquietudes exhibicionistas y artísticas. De este modo, en primer lugar, se echa por tierra el tópico puritano que acusa a la pornografía de “explotación”. En todo caso, lo de I Shot Myself (ISM) sería, como bien se dice en el “libro de estilo” de la web, “autoexplotación”: La artista exhibe su sexualidad y su anatomía tal y como ella la ve, es decir, que ella controlan su propia imagen y, además, recibe un dinero por su trabajo, que es pagado por los visitantes que quieran ver los portafolios enteros, ya que la web no admite banners ni ningún otro tipo de publicidad de sitios pornográficos o no pornográficos”, explica. Y, en segundo lugar, se rompen todas las fronteras entre arte y pornografía, pues ISM es, de alguna manera, ambas cosas: “¿Que si ISM es arte? Bueno, tiene más visitas que el Guggenheim y más retratos originales que el Louvre. ¿Que si es crudo? Depende de lo que hagas con esto. ¿Si tiene relevancia cultural? Esto no tenemos que decidirlo nosotros”. PIONERAS DEL PORNO FEMINISTA I Shot Myself acaba de cumplir cinco añitos, ya que nació en el verano del 2003, como un medio para que mujeres “de la calle” consiguieran expresar sus inquietudes artísticas y eróticas ante el público mundial. Eran los 15 minutos de fama que profetizó Warhol hechos carne y sexo. En este sentido, aunque I Shot Myself no fue la primera web que invitaba a las mujeres a desnudarse y fotografiarse a sí mismas, sí fue la primera en hacerlo dentro de un contexto “artístico” y ofreciendo un mínimo de calidad. No estamos viendo, pues, modelos eróticas curtidas en el noble arte de posar para calentar al voyeur de turno, sino mujeres normales expresando su sexualidad ante su propia cámara, casi siempre por primera vez en su vida. A la hora de clasificar la web, los críticos no tardaron en echar mano de la etiqueta de “porno feminista”. Y el equipo de ISM parece aceptarla sin inmutarse: “No nos molesta que nos llamen feministas. Al fin y al cabo, la nuestra es una web creada y mantenida casi únicamente por mujeres”. Entre los visitantes de ISM hay muchos hombres, sí, pero también una buena cantidad de mujeres, lo cual demuestra que no estamos hablando de una web pornográfica convencional. MUJERES DE CARNE Y HUESO En ISM los desnudos masculinos se cuentan con los dedos de una mano: “Si apenas metemos fotos masculinas es porque, tras hacer un llamamiento en 2004, las imágenes que recibimos fueron decepcionantes. El hombre no cuaja en el arte exhibicionista porque su sensibilidad parece estar manipulada por el ego. Por eso, siempre que aparece, lo hace como pareja de una mujer, en la serie Duets”. El retrato robot de la mujer que se desnuda y se fotografía a sí misma para I shot myself es amplio y multiforme: desde artistas hasta amas de casa, pasando por fotógrafas, estudiantes y todo tipo de profesionales liberales. La edad, nacionalidad, etnia y tamaño de las mujeres también varía: desde obesas mujeronas africanas hasta diminutas adolescentes finlandesas. Todo cabe en este museo erótico femenino y feminista… siempre y cuando, claro está, cumpla unos mínimos de calidad artística. Las imágenes de ISM están disparadas, en su inmensa mayoría, con cámaras digitales y poseen tamaños de un mínimo de 1024 x 768 píxels. En estos cinco años, casi 3.000 mujeres se han desnudado para la web, cuyos archivos esconden unas 165.000 imágenes de gran belleza y sensualidad, repartidas en 3.672 deslumbrantes portafolios. Existe también una pequeña sección de videos, en la que se guardan 335 piezas, pero sin abusar, ya que para la imagen en movimiento está la web “hermana” I Feel Myself, que ofrece pequeños vídeos artísticos de orgasmos femeninos. Decir si ISM es arte, es difícil. Como siempre, todo depende del color del cristal con que se mire: si el experto en arte sagrado y tradicional Frithjof Schuon levantara la cabeza, diría que esto es pura basura; y Michael Jackson, que, según dicen, llora cuando ve mujeres desnudas, se pondría a hacer pucheros. Pero para cualquier ojo acostumbrado al todo-vale imperante tanto en las webs pornográficas como en las ferias y museos de arte contemporáneo, ISM será una experiencia estética y erótica de lo más estimulante.