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Una reedición de conflictos con el papado que ya dio lugar a expulsiones de nuncios

CASO BASEOTTO

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Los conflictos entre el estado argentino y la curia romana vienen de larga data y diferentes presidentes adoptaron drásticas medidas como cuando Julio A. Roca en 1884 expulsó al nuncio por reclamar la clausura de una publicación y cortó las relaciones con el papado las que recién se reanudaron en 1900 o cuando Marcelo T. de Alvear, 80 años atrás, también expulsó al nuncio y a su secretario y cortó los salarios a los prelados por tratar de imponer la Iglesia Católica un arzobispo de Buenos Aires rechazado por el gobierno nacional.


En ambos casos se generaron fuertes complicaciones políticas, como cuando durante el gobierno de Juan D. Perón se cortaron los pagos de salarios a los religiosos en el marco de una ampliación de las libertades de conciencia al tenderse a la igualación de los derechos de los diferentes cultos, lo que motivó que la jerarquía católica se sumara, casi explícitamente, a los complots golpistas que concluyeron por derrocar al gobierno constitucional en septiembre de 1955. El último de los enfrentamientos, en este caso manejado en silencio por la jerarquía religiosa, que logró sus propósitos, fue cuando en octubre de 2002 el Congreso de la Nación sancionó una ley anulando la jubilación de privilegio que beneficia a los obispos, quiénes sin aportar, al pasar a retiro, perciben un haber equivalente al 75 por ciento móvil del sueldo del presidente de la República. El obispado logró que pocos días después el entonces presidente Eduardo Duhalde vetase la referida ley. Frente al nuevo conflicto generado por el obispo castrense Antonio Baseotto al agraviar a la sociedad argentina, y en particular a la colectividad judía, como lo hizo notar la DAIA, el gobierno del presidente Néstor C. Kirchner adoptó similares criterios a los de Roca y Alvear de firmeza en la defensa de la autoridad nacional, aún en circunstancias más desfavorables ya que desde el 10 de octubre de 1966, por un acuerdo firmado con El Vaticano por el gobierno del entonces presidente de facto Juan C. Onganía, que había sido elaborado meses antes y que fuera acordado por el ex presidente Arturo U. Illia, se pasó del sistema de Patronato al de Concordato, figura ésta que rechaza la interferencia del poder civil. El Concordato, a partir de la reforma constitucional de 1994, impulsada por los ex presidentes Carlos Menem y Raúl Alfonsín, en virtud del inciso 22 del artículo 75, adquiere el carácter de tratado internacional y presume una condición superior a la ley argentina. Este conflicto con El Vaticano, que resistió los reclamos del gobierno argentino, se inscribe en una política de cuestionamiento a los derechos de los gobernantes por parte de la autoridad papal, como sucediera recientemente con el caso de España cuando se fustigaron los avances en cuando a las reformas del Código Civil de ese país. Los dichos de Juan Pablo II merecieron el rechazo desde Buenos Aires del jefe de gobierno de ese país, José Luis Rodríguez Zapatero, y una convocatoria por parte de las autoridades españolas al nuncio en ese país, Manuel Monteiro, a los efectos de expresarle su rechazo a los dichos del pontífice. En el caso argentino, este nuevo conflicto, que sucede a otro reciente por una exposición plástica del obispo León Ferrari, también tuvo como sinuoso intermediario al nuncio Adriano Bernardini. Cabe señalar que la figura de la nunciatura se encuentra cuestionada en la propia jerarquía católica, como que su supresión fuera propuesta ya en el Concilio Vaticano II por el obispo alemán Joachim Ammann. Los primeros problemas se originaron a poco de la Independencia cuando el papado no quiso reconocer el patronato a los nuevos gobiernos ya que lo consideraba un privilegio de la corona española. Luego se produjeron algunos incidentes parciales como la expulsión de los jesuitas por Juan M. De Rosas por negarse aquellos a utilizar la iconografía oficial. Superado ello un grave conflicto se desató durante la primera presidencia de Roca. El mismo tuvo que ver con la creación del Registro Civil en 1884 y se agravó en 1988 con la sanción del Matrimonio Civil. El nuncio Luis Matera recibió cuestionamientos públicos por su intromisión en las políticas internas, frente a los cual reaccionó solicitando la clausura del diario “Tribuna Popular”. El presidente respondió ordenándole que se retirase del país. Desde entonces se cortaron las relaciones hasta que en 1900 fueron restablecidas durante la segunda Presidencia de Roca. La oposición del clero al roquismo hizo que, aún con posiciones diferenciadas en lo político y social, apoyara la Revolución de 1890 encabezada por Leandro N. Alem. Lo sucedido con Alvear fue más parecido al caso actual. Había fallecido el arzobispo de Buenos Aires y el gobierno, en función del patronato, envió su terna, señalando que veía con mejores ojos al obispo Miguel De Andrea, con el que tenía mayor afinidad social. El 31 de octubre de 1923 el nuncio Juan Beda Cardinale comunicó que desde Roma no se compartía ese criterio. De Andrea renunció a la postulación y el nuncio designó interinamente al obispo Juan A. Boneo. Tras una serie de idas y venidas Alvear expulsó del país a Beda Cardinale y a su secretario y suprimió el salario que se abonaba a los clérigos en 1925, 80 años atrás. Un verso se difundió en Buenos Aires con motivo de la aparición de una nueva publicación. Puesto en boca del propio presidente decía: “¡Ajá!¿Conque tenemos una nueva revista?/¿Será personalista/ o antipersonalista?../ No quiero averiguarlo; a esta labor renuncio,/ pues tengo mala pata./ ¡Que lo averigüe el nuncio!../ Mas no, no lo averigüe, que no es persona grata”. La Corte Suprema de Justicia de la Nación dictaminó la ilegalidad del nombramiento de Boneo y finalmente desde Roma se debió designar, a propuesta de Alvear, al obispo José María Bottaro. El nuevo nuncio, Felipe Cortesi, entendió que no había lugar para más maniobras, sobre todo después de que Alvear rechazara una mediación de Itamaraty. La última gran confrontación, de signo similar a la de tiempos de Roca fue en 1955. La jerarquía católica se opuso a las reformas civiles propuestas por el peronismo. El 23 de mayo se promulgó una ley de reforma de la Constitución Nacional para equilibrar los derechos de todos los cultos. En 180 días debía haber elecciones para ello. En el ínterin se avanzó en temas como el divorcio vincular y la sanción del impuesto a las propiedades religiosas. Ya en junio hubo una intentona golpista que se repitió con una masacre de asistentes a un acto en la Plaza de Mayo, y en septiembre, desde Córdoba, se lanzó el movimiento “Viva Cristo Rey”, que derrocó al gobierno de Perón. (*) Por Fernando Del Corro (Ex periodista de EL DIARIO de Resistencia)

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Opinión

Cuando el mérito no importa

OPINIÓN (*)

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Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.


Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo.  Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico.  Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!

 

Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles.  Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan.  Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.

 

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Pobres Alberdi y Sarmiento.  Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria.  Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.

 

Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.

 

¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar.  El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.

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Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.

 

El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias.  Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.

 

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Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.

 

¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país.  ¿En serio?  ¿Se puede ser tan caradura?  Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?

 

También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio?  “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.

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Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos?  Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.

 

Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.

 

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Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.   

 

El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.

(*)  Rogelio López Guillemain

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Opinión

Reconvertir proyectos e innovar

POR MARIA EUGENIA MANCINI

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La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.


Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.

 

Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.

 

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También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.

Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.

 

Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables  y caminos nuevos para salir adelante.

 

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Pienso que un camino de desarrollo  es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.

 

Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo  foco en nuestros recursos y liderar.

 

Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos  el compromiso de crear un cambio duradero.

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Opinión

La “borocotización” de Alberto

(*) OPINIÓN

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Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner.  Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.


El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".

 

En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.

 

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La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo  a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.

 

Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.

 

Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.

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En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.

 

La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.

 

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(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.

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