La incertidumbre se apoderó anoche de los peruanos. El militar retirado Ollanta Humala, un nacionalista admirador del venezolano Hugo Chávez y acusado de autoritario, ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales, pero con un porcentaje que lo obligará a competir en un ballottage, en mayo, frente a un rival todavía incierto.

Aunque anoche no se habían divulgado resultados oficiales, los conteos rápidos de distintas encuestadoras otorgaban a Humala entre el 29 y el 31 por ciento de los votos, mientras que sus dos rivales, la conservadora Lourdes Flores y el ex presidente de centroizquierda Alan García, disputaban el segundo lugar, con entre el 23 y el 25 por ciento de los votos cada uno, con una leve ventaja para la candidata de centroderecha. Estos resultados provisionales y, especialmente, el empate técnico entre Flores y García desataron un clima de tensión aquí, mientras las autoridades electorales retrasaban a cada hora la publicación de las cifras oficiales. Según las encuestas en boca de urna, ninguna de las fuerzas en pugna tendrá mayoría propia en el Congreso unicameral, del que ayer se eligieron sus 120 miembros, por lo que el ganador se verá obligado a negociar con otras agrupaciones, situación que hace temer a los analistas nuevos problemas de gobernabilidad. Para los peruanos, lo que ocurrió ayer no es nuevo: una situación similar de empate técnico se dio en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2001, en las que finalmente fue García el que peleó en la segunda vuelta con el actual presiente, Alejandro Toledo. En esa ocasión superó a Flores por sólo el 1,5 por ciento de los votos. Humala, víctima de un incidente al ser abucheado y agredido con piedras después de votar, se mostró prudente en sus primeras declaraciones. “Estoy contento, pero con humildad”, dijo. Mientras sus seguidores se apuraron a festejar el triunfo de su líder, que salió a saludarlos desde el balcón de la sede de su partido, Unión por el Perú; García y Flores se encerraron en sus locales de campaña, en una tensa espera. “Estamos viendo una fractura social en el país y no queremos profundizarla… Quiero paz, quiero tranquilidad”, dijo Humala ante decenas de simpatizantes reunidos frente al local electoral en el barrio de San Borja, en Lima. Las cifras de ayer mostraron un país dividido entre quienes apoyaron las promesas de Humala de nacionalizar los recursos naturales y subir impuestos a las multinacionales; los que quieren un gobierno moderado y proclive al libre mercado como el que llevaría adelante Flores, y los que buscaron una mayor intervención del Estado en la economía, como la que propugna García. Los sondeos en boca de urna indicaban que el Partido Aprista Peruano (APRA) habría obtenido cerca del 20 por ciento de los votos, un resultado que convertiría a esa fuerza en la primera del Parlamento. De esta forma, se espera que García tenga un peso importante en el futuro gobierno, más allá del resultado final de las elecciones de ayer. En segundo y tercer lugar se ubicarían las fuerzas de Humala y Flores, respectivamente. Aunque la fecha para la segunda vuelta no ha sido definida, ésta podría realizarse en mayo, según informó el Jurado Nacional de Elecciones (JNE). “Mañana mismo [por hoy] empieza nuestra campaña para la segunda vuelta”, dijo Eduardo Garibotto, asesor legal de Humala. Los sondeos previos estimaron que el candidato nacionalista perdería en una segunda vuelta frente a Flores o García. Pese a la alegría mostrada anoche por los partidarios del militar retirado, Alfredo Torres, director de la encuestadora Apoyo, afirmó a un canal de televisión que ningún candidato recibió un apoyo contundente, lo cual muestra que lo que el país está diciendo es que “tienen que conversar”. La mayor parte del respaldo a Humala provino de empobrecidas zonas rurales que no se beneficiaron del crecimiento económico durante los cinco años de gobierno del presidente Alejandro Toledo. ACUSACIONES La de ayer fue una jornada llena de tensión. Todo empezó en horas de la mañana, en la Universidad Ricardo Palma, en donde Humala debía votar. El candidato fue recibido por una multitud que lo acusó de “asesino”, le lanzó piedras, limones y botellas de plástico y lo obligó a refugiarse durante más de una hora en un aula, antes de que un grupo de policías antimotines acudiera a rescatarlo. El candidato ha sido acusado de haber asesinado a varias personas en la década del 90, cuando comandaba un cuartel en la selva amazónica, durante la lucha contra Sendero Luminoso. Un enfurecido Humala llamó a una conferencia de prensa tras el incidente para acusar a Toledo y a sus contrincantes, García y Flores, de liderar una “guerra sucia” en su contra. “Que no nos roben la democracia”, dijo el militar retirado. “La democracia está secuestrada”, agregó, en una declaración con la que enrareció aún más el clima de esta jornada electoral. “Fuimos víctimas de un acto fascista”, afirmó Humala. “Este proceso electoral se ha enturbiado gracias a los partidos políticos tradicionales, que demuestran que no aceptarán el veredicto del pueblo”, expresó. El impopular presidente Toledo, que dejará el gobierno a fines de julio, había pedido anteayer a los votantes “no optar por el salto al vacío”, una frase utilizada por García para referirse a Humala. El militar retirado protestó por ese mensaje ayer y dijo que Toledo no había respetado las reglas del juego de la campaña de mantenerse al margen del proselitismo.”Nos preocupa que el presidente haga uso del poder para salir con un discurso parcializado”, dijo Humala. El candidato, sin embargo, dejó de lado su furia durante la noche, después de conocer las primeras proyecciones de las encuestas. Frente a la sede del UPP en Lima y en las plazas de varias ciudades del interior, sobre todo en el Sur, donde el líder nacionalista disfruta del mayor apoyo, al cierre de esta edición los humalistas bailaban, cantaban y agitaban banderas rojas y ollas de cartón, el símbolo de la campaña del militar retirado. Los festejos se concentraron en ciudades como Arequipa y Ayacucho, donde Humala habría obtenido más del 50 por ciento de los votos.