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Opinión

La Venta de Humo en la política

FRANCISCO TOMÁS GONZÁLEZ CABAÑAS (*)

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La mano del hombre, entre tantas cosas, ha obtenido en la técnica, un brazo imprescindible, que le permite recrear o regenerar lo natural, por intermedio de artificios o simulaciones. Jean Baudrillard, un ensayista Francés, describe en sus diferentes textos, de que manera lo artificial, la reproducción de lo natural, se transformó en nuestra actualidad, en lo real, en lo auténtico, en lo valedero.


En la guerra del Golfo, el primer ataque a Irak, Baudrillard, despertó del ensueño a los cronistas y al público, señalando que tal conflicto bélico no se había producido, lo que en realidad hubo de ocurrir, fue un teatro de operaciones de simulacro, meramente virtual. Claro que al lector común, esta apreciación le sonó como música para sus oídos. Existía un culpable, el águila imperial, que pérfidamente engañaba al mundo. Lamentablemente para esos lectores de billiken, para el ensayista Francés, para los conceptos que vertía, él análisis era más amplio, contemplaba las conductas del hombre contemporáneo, del ciudadano común de hoy en día. Los que prenderán los fuegos artificiales, para festejar la natividad de Jesucristo o el año nuevo, en realidad lo harán por el mero hecho de hacerlo. Porque es una tradición, porque al otro día no se trabaja, porque se come y se toma mucho. Porque se ven esas caras que sólo en ese tipo de cenas se observan. Entonces, ¿qué derecho tenemos a criticar cuando vemos a un político en televisión, lo escuchamos por radio, o su cara cubre las calles, diciendo que será el próximo gobernador de la provincia, por el simple hecho de serlo?. En realidad ninguno, es consecuente con lo que somos, hasta habría que felicitarlo, es sincero y nos representa. ¿De qué se asustan los católicos practicantes, ante la exposición de un octogenario artista busca-fama, que pone a los santos en una licuadora, sí también pone un cartel en la entrada que alerta de la posibilidad de herir susceptibilidades?. La verdad es que se dan prensa mutuamente, a costillas del crucificado que unos dicen amar y respetar y otros odiar y desconsiderar. ¿Cuál es el estupor despertado por las cámaras ocultas de programas de Buenos Aires, que desnudan los supuestos abusos deshonestos por parte de algún emérito profesional del interior?. La misma sorpresa, que en su momento ocasionó, denuncias parecidas contra un cura de prosapia o contra un poeta de porte lascivo, que se pierden en tribunales y se fortalecen en los pasillos. La realidad se oculta detrás de estas máscaras, que nosotros mismos ayudamos a consolidar. Nuestra actitud cómplice, fomentada y difundida por mercenarios de la comunicación, nos sentencian a eternizarnos en este mundo de fábula y mentiras. Baudrillard, narra que el sida es una enfermedad paradigmática, dado que en el acto íntimo de una relación sexual, uno debe intermediar con un preservativo, al hacer el amor sin protección, podemos contraer una enfermedad terminal cómo traer un hijo al mundo. La técnica siempre es determinante en estos tiempos que corren. No deseo ir muy lejos, pero sin los recursos tecnológicos, quizá no escribiría esto. El problema no son los fuegos artificiales, existen y quién se divierte con ellos adelante, lo único que hay que tener en claro es que duran muy poco, y largan mucho humo. Cómo los políticos con alta presencia mediática y sin propuestas, cómo los eméritos doctos que defecan en la ética, cómo los artistas e intelectuales que brillan por la mera provocación o por el roce social, cómo los miles de súbditos que por unas migajas no conocen lo que es la libertad. Algunos tontos, puede que nos llegue una cierta molestia, por el estado virtual de las cosas, pese a ello, somos rehenes del sistema de salidas temporarias, que nos brinden la certeza que nunca podremos obtener pero que estamos condenados a buscar. Abrazando la tecnología que nos costará el exterminio de nuestros recursos naturales, construimos redes sociales, virtuales, donde, más allá de la comunicación y de la exposición pretendemos imposibles, como tomar cervezas, comer rosquetas, fumar cigarrillos, pertenecer a grupos, militar causas, todo, por intermedio de un click. Cuando en una determinada mayoría, el amor real, duele tanto, que se prefiere establecer un vínculo cibernético, manteniendo sexo y despertando en los protagonistas sentimientos serios, por más que no existan intercambios de fluidos, esa mayoría genera una realidad, antes inexistente, que debe ser considerada como tal, independientemente de lo que parezca a ojos de quiénes se manifiestan en la vida con otros parámetros. Los griegos que nos legaron la democracia, consideraban natural no sólo la homosexualidad, sino que se sospecha (al menos etimológicamente) que la pedofilia era socialmente estimulada. Foucault murió de Sida, dejándonos como herencia sus textos. Quizá nuestros sistemas actuales, que nos movilizan a vivir tras una pantalla, desde la sexualidad, hasta el amor, pasando por la militancia política, sea una manifestación clara, de que en realidad lo que no controlamos, o se ha salido de nuestro control o de nuestras intenciones concientes, es un sistema de político, administradas por meros oportunistas que ni siquiera reconocen que no se pueden controlar ellos mismos y por tanto difícilmente, desde lo conciente, puedan cambiar las cosas para bien en nuestra comunidad. Todo, desde lo real, a la sensación, es en definitiva sensación, así nos sentimos cuando vemos por los programas de televisión, que el éxito no esta asociado al estudio o al trabajo, sino a la exhibición de las partes pudendas de señoritas abotagadas de silicona o la comicidad de conductores televisivos que para darse aires de intelectuales, publican libros a mansalva, a los fines de contribuir con el acervo cultural de nuestro país. Así nos sentimos, cuando ya, más que ultrajado el principio de autoridad, las candidaturas políticas, no sólo que siguen en las mismas manos de los de siempre, sino que además, y no conforme con tamaña actitud antidemocrática, ahora avanzan con felpudos que salen de algún muladar que nada tiene que ver con la militancia, la convicción o la lucha política, sino la rosca, el oportunismo y la pose. Así nos sentimos y actuamos. Sí podemos conseguir un falso parte de enfermo, no dudamos en hacerlo, para disfrutar de la señal de cable, por la cuál no pagamos, ya que estamos colgados. Iremos al supermercado, tratando de pagar en la cola con menos personas, por más que sea la fila para embarazadas y discapacitados y ni estemos ni seamos. Intentaremos, hacer pasar la moneda o el billete falso, que aquella noche oscura nos diera el taxista o remisero. Evitaremos el pago al fondo del incentivo docente, y también el darle la moneda al cuida-coche, total no ha ganado ni una licitación para estar donde esta y nuestro auto no ha sufrido daño. Si expedimos boleta o factura en nuestra actividad preguntamos al cliente si la necesita, y sí vamos como cliente, preguntamos al comerciante, sí nos hace algún descuento si no nos expide el comprobante de pago. Protestamos porque en la escuela de nuestros hijos, hay ratas, humedad y los pupitres están destrozados, pero desaparecemos cuando hay que colaborar con la cooperadora o cuando nos cobran algún impuesto. Formamos parte de uno de los países en donde se lee menos de un libro por año, pero nos agolpamos en la feria del libro, para tomar gratis la clase de reiki brindada por la editorial esotérica. La esperanza que no siempre es lo último que se pierde, en este caso, se encuentra en las generaciones más jóvenes, que podrán ejercer el debido y natural proceso de la rebeldía, tratando de trasladar a la inmoralidad y la ilegalidad, al lugar que les corresponde, sacándolas del reinado actual que tienen sobre nuestras normas, usos y costumbres. (*) Recibido por Corrientes al Día de Francisco Tomás González Cabañas; Escritor; Secretario de Cultural del MUP. www.franciscotgc.com.ar

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Cuando el mérito no importa

OPINIÓN (*)

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Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.


Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo.  Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico.  Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!

 

Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles.  Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan.  Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.

 

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Pobres Alberdi y Sarmiento.  Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria.  Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.

 

Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.

 

¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar.  El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.

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Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.

 

El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias.  Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.

 

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Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.

 

¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país.  ¿En serio?  ¿Se puede ser tan caradura?  Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?

 

También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio?  “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.

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Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos?  Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.

 

Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.

 

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Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.   

 

El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.

(*)  Rogelio López Guillemain

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Opinión

Reconvertir proyectos e innovar

POR MARIA EUGENIA MANCINI

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La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.


Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.

 

Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.

 

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También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.

Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.

 

Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables  y caminos nuevos para salir adelante.

 

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Pienso que un camino de desarrollo  es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.

 

Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo  foco en nuestros recursos y liderar.

 

Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos  el compromiso de crear un cambio duradero.

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Opinión

La “borocotización” de Alberto

(*) OPINIÓN

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Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner.  Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.


El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".

 

En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.

 

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La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo  a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.

 

Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.

 

Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.

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En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.

 

La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.

 

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(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.

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